El gobierno aspira a refinanciar títulos públicos por un billón y medio de pesos, que debían ser cancelados en noviembre y diciembre, por otros con vencimientos escalonados entre junio y septiembre del año que viene. Así aspira a conseguir un poco de oxígeno y despeja el panorama financiero en lo que queda de 2022.
La operación de canje (que es voluntaria, lo que deja libertad a los tenedores de esos títulos para aceptarla o para mantener su derecho al cobro en las fechas originales) se realizará este jueves. El Tesoro ofrecerá tres opciones:
- La reapertura del bono en moneda dual con vencimiento el 30 de junio de 2023 (TDJ23) para las Lecer que vencen el 23 de este mes, las Ledes y los Bonte que vencen el 30 de noviembre.
- La reapertura del bono en moneda dual con vencimiento el 31 de julio de 2023 (TDL 23) para los tenedores de las Lecer y Lede que vencen el 16 de diciembre y las Lede del 30 de diciembre.
- La reapertura del bono en moneda dual con vencimiento el 29 de septiembre de 2023 (TDS23) para los tenedores del Boncer (bono ajustado por inflación) que vence el 29 de noviembre.
“Los instrumentos elegibles con vencimiento en noviembre y diciembre alcanzan aproximadamente $ 700.000 millones y $ 800.000 millones, respectivamente. Con esta operación de conversión se busca extender los plazos del perfil de deuda en pesos del Tesoro”, señaló el Ministerio de Economía.
La operación es similar a la que ya había realizado esa cartera en agosto, poco después de que Sergio Massa asumiera como ministro. En esa ocasión se habían refinanciado algo más de dos billones de pesos que se debían devolver en los dos meses siguientes y que también fueron postergados para el tercer trimestre de 2023. La operación fue exitosa, ya que se logró canjear el 85% de los títulos en danza. Con ese antecedente, en el Palacio de Hacienda aspiran a repetir el resultado.
Quizás por esa razón, en el mercado ya se daba por descontado que se avecinaba una nueva operación de ese tipo. En el proyecto de Presupuesto 2023 elevado al Congreso, el gobierno también había anticipado su estrategia de financiamiento en el mercado local, que incluye “operaciones de conversión de activos para extender los plazos de financiamiento”, junto con un compromiso de mantener tasas reales positivas (para incentivar la participación de inversores privados) y de “incrementar la participación de instrumentos a tasa fija a mayores plazos de vencimiento”.
La postergación de obligaciones también había sido recomendada por el Fondo Monetario Internacional. En el último informe que los técnicos de ese organismo elevaron al directorio, a comienzos de octubre, consignaron la conveniencia de “implementar un plan anual de endeudamiento bien coordinado” y “desarrollar una estrategia de deuda de mediano plazo” para evitar picos de tensión a la hora de renovar títulos públicos.