Los partidos que integran el Frente de Izquierda y los Trabajadores (Partido Obrero, PTS e Izquierda Socialista) dieron a conocer un texto mediante el cual hacen público su rechazo a los diez puntos que presentó el gobierno para que sean suscriptos por el conjunto de los partidos y referentes de la oposición. Si bien ninguno de los dirigentes de la izquierda fueron aún convocados para adherir al programa de gobierno del oficialismo, adelantaron su rechazo a lo que consideran un “operativo de unidad nacional con el FMI”.
Mediante una declaración conjunta, el FIT señaló que esos “ejes programáticos son para darles garantías al FMI, a los especuladores financieros y a las grandes patronales de que se seguirá avanzando en la guerra que le declararon a la totalidad del pueblo trabajador”. En esa línea instaron a “seguir luchando por la derrota del FMI, Macri y los gobernadores”.
A la hora de los fundamentos, el FIT asegura que “no es casualidad que todas las cámaras patronales salieron inmediatamente a celebrar un posible acuerdo de esas características.” Además, destacan que “Macri convocó en primer lugar al peronismo que le garantizó todas las leyes en el Congreso y aplicó las recetas de ajuste en las provincias que gobiernan. Los rechazos cosméticos a la convocatoria por parte de Sergio Massa y Roberto Lavagna son parte de la disputa electoral, pero acuerdan en lo esencial: mantener al FMI dominando la economía nacional y seguir pagándole la deuda a los especuladores. Una posición similar ya la adelantó el kirchnerismo a través de sus voceros como Alberto Fernández, mientras que Daniel Scioli salió a apoyar abiertamente esta iniciativa de Macri y el FMI”.
En diálogo con Tiempo Argentino, Gabriel Solano, legislador porteño y dirigente del Partido Obrero en el FIT destacó que “Macri pretende un consenso de unidad nacional para pilotear la bancarrota económica del país y su propio derrumbe político en víspera de las elecciones, confirmando el rumbo del FMI. Buscan evitar nuevas corridas cambiarias que, a esta altura, podrían significar el completo hundimiento del peso, una hiperinflación desenfrenada y con ello la salida anticipada de Macri”.
Para Solano “los 10 puntos se pueden resumir en dos líneas: respetar el pago de la deuda externa y el tutelaje del FMI, ejecutar una nueva reforma jubilatoria, otra laboral y una impositiva en beneficio de la clase capitalista”.
El dirigente destacó que “la oposición, defiende, con matices, el mismo programa. Desde el peronismo de Alternativa Federal, pasando por el centroizquierda y llegando al kirchnerismo, se han pronunciado abiertamente por mantener los compromisos asumidos con el FMI”.
La declaración común sostiene que “el Frente de Izquierda plantea una salida política propia de los trabajadores” que implica “un plan económico y una reorganización integral del país completamente opuestos al que se puso en discusión, cuya prioridad es la defensa de la vida del pueblo trabajador”. Por eso denuncian “el pacto que se está pergeñando a espaldas y contra el pueblo” y postulan “una Asamblea Constituyente Libre y Soberana que discuta las medidas de emergencia necesarias para satisfacer las necesidades apremiantes de la población trabajadora y promover una transformación del país sobre nuevas bases sociales”.
En primer lugar y como punto de partida el FIT propone el “no pago de la usuraria deuda externa” puesto que implica “el sometimiento del país a los preceptos del FMI (que) son incompatibles con el desarrollo nacional y la satisfacción de los reclamos populares”. Y contrapone “la nacionalización de la banca y el comercio exterior para evitar la fuga de capitales, cuidar a los pequeños ahorristas y brindar créditos baratos”.
En esa orientación, en los puntos subsiguientes, proponen el “aumento inmediato de salarios y jubilaciones” y que “nadie gane menos del valor de la canasta familiar”. Para eso exigen “la indexación mensual de salarios y jubilaciones”. Además proponen la “prohibición de los despidos y suspensiones y la expropiación y estatización de toda empresa que cierre y su puesta a producir bajo el control de los trabajadores”. Ante el creciente desempleo plantean el “reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario”. Desde ya se pronuncian contra “la reforma laboral flexibilizadora” y exigen “la anulación de la reforma previsional” y recuperar “el 82% móvil y el aumento del haber mínimo que cubra la canasta de los jubilados” así como “la restitución de los aportes patronales rebajados por Macri, por Menem y por CFK”.
En materia tributaria sugieren la “eliminación del IVA de la canasta familiar y la abolición del impuesto al salario” para reemplazarlos por “impuestos progresivos a las grandes fortunas e impuestos extraordinarios a los grandes capitalistas (banqueros, terratenientes y grandes empresarios)”.
El pliego, en su punto seis, exige la “anulación de los tarifazos y la nacionalización y reestatización de todas las empresas privatizadas bajo control, administración y gestión de trabajadores y control de los usuarios populares”. Del mismo modo continúa planteando “una educación nacional única, estatal, pública, gratuita y laica” y exige apartar “las iglesias de la educación” y, en el ocho, “una cobertura de salud gratuita e integral a cargo del Estado” así como la “expulsión de la burocracia sindical de las obras sociales y su control democrático por parte de comités de trabajadores elegidos en la base”.
En otra esfera acuciante exigen “un plan nacional de viviendas populares de calidad y urbanización de las villas y asentamientos” financiado en base a “impuestos progresivos a las viviendas ociosas de los especuladores inmobiliarios”.
Por último reclaman “el derecho al aborto legal, seguro y gratuito” y la “separación real y efectiva de la Iglesia y el Estado”.
En definitiva, según resumió Gabriel Solano, “ante la crisis nacional y a diferencia de todos los partidos del sistema elaboramos un programa dirigido al pueblo trabajador para que la crisis la paguen los capitalistas”.