En los búnker de las dos listas que integran el Frente de Izquierda primó la cautela y el estupor ante la gran elección que realizó Javier Milei.
El resultado de la interna no conmovió ni a unos ni a otros que, a priori y a grandes rasgos, descontaban un resultado de esas características. El triunfo de la fórmula de Myriam Bregman y Nicolás del Caño sobre la de Gabriel Solano y Vilma Ripoll fue de una proporción del 70% al 30%.
Con un 2,65% a nivel nacional ambas listas reunieron los votos necesarios para superar el piso del 1,5% que imponen las PASO para pasar a las generales. Se trata de un total de 628.893 sufragios de los cuales poco más de 440 mil fueron para la fórmula ganadora integrada por el binomio sostenido por el PTS y la Izquierda Socialista que esperaron los resultados en un hermoso edificio de la ex mutual del Banco Nacional de Desarrollo en la calle Bolívar al 1200.
El frente entre el Partido Obrero y el MST consiguió poco más de 186 mil electores y se agruparon a escasos 400 metros en el Centro Cultural Torcuato Tasso en la calle Defensa, frente al Parque Lezama.
El porcentaje implica un retroceso con relación al 5,12% que habían obtenido a nivel nacional en las elecciones de medio término en 2021 y poco menos del 2,8% que cosecharon en las PASO de 2019 con 723 mil sufragios para la fórmula de Nicolás Del Caño y Romina del Plá que, entonces, habían presentado en forma unitaria.
Un debate político dentro de la izquierda
La interna, más allá de la distribución de los cargos y la proporcionalidad en la rotación de los períodos de los diputados que eventualmente pudieran obtener en las generales, buscó exhibir dos estrategias diferentes entre los partidos que comparten el FIT-U.
Por un lado, con relación al vínculo que corresponde establecer con el peronismo y el kirchnerismo en particular y, por el otro, sobre el rol del movimiento piquetero en el escenario político. De hecho, los partidos alineados con la fórmula Solano-Ripoll, el PO y el MST, a la vez, participan y construyen la Unidad Piquetera a diferencia de las otras dos organizaciones que apoyan la candidatura de Myriam Bregman (PTS-IS) que no se proponen construir organizaciones piqueteras en los barrios.
Los resultados en la CABA
El resultado general no implicó una sorpresa y se repitió en todo el país con algunas excepciones como las provincias de Catamarca, el Chaco, Salta y en las distritales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en las que, en el marco de una votación para el FIT-U del 3,7%, se impuso la candidatura a Jefa de Gobierno de Vanina Biasi del PO y, con el 4,8% para legisladores, la de Celeste Fierro del MST como cabeza de la lista que se unificará en octubre.
Los balances
A la hora de realizar el balance, ya entrada la noche, ambos espacios realizaron sus conferencias de prensa en las que coincidieron a la hora de destacar la elección de Javier Milei y de atribuir la responsabilidad de ese ascenso a los partidos del sistema en general y al peronismo en particular. A la vez, no dejaron pasar la oportunidad de responsabilizar a sus adversarios internos y sus estrategias a la hora de explicar la dificultad para que sea la izquierda quien canalice ese voto bronca.
Myriam Bregman señaló que “Javier Milei apareció como una expresión rancia y patriarcal. Lo constituyeron como quien podía encarnar el descontento con las dos fuerzas políticas que vienen gobernando. Pusieron todo el poder mediático y económico para que sea él quien lo canalice y no la izquierda”. A la vez, dijo, “los que tienen que explicar por qué creció la derecha es el Frente de Todos que son los que vienen gobernando. Dijeron en 2019 que había que votarlos a ellos porque eran garantía para que no avance la derecha y lo que pasó fue que la derecha avanzó”.
Para Solano, “el dato político de esta elección obviamente no es la elección del FITU sino el triunfo de Javier Milei. Una derecha fascista y reaccionaria que plantea abiertamente una política represiva contra los movimiento que luchan. Allí adentro están los que impulsaron un movimiento antipiquetero”. Para el dirigente del PO “veníamos insistiendo en que esto podía pasar, explicando que el dato más importante era la crisis política de este gobierno y del anterior. La de un régimen político en su conjunto que se profundizó en los últimos días porque se disparó la inflación y el dólar. Esto llevó a que una parte de la población saque una conclusión, a nuestro entender, completamente equivocada: que ante el fracaso del kirchnerismo y, antes, del macrismo la salida es por derecha”.
Para Solano, allí estuvo la clave del estancamiento electoral del FIT-U: “cuando los periodistas nos preguntaban por qué este descontento se canalizaba por derecha y no por izquierda y cuando algunos compañeros de izquierda decían que Milei era un invento de los medios de comunicación, nosotros dijimos que preferíamos tomarnos en serio a una derecha fascista. Que para mucha gente este gobierno es medio progresista, nacional y popular y, ante su fracaso, buscarían una alternativa por derecha. Por eso insistíamos tanto en que había que tener una izquierda independiente del kirchnerismo y no confundir nuestra banderas con el kirchnerismo para que las masas populares no creyeran que esto que estaba fracasando era el programa de la izquierda sino el del peronismo que pacta con el FMI para aplicar un ajuste contra el pueblo”.
Bregman, sin embargo, destacó que “la agenda política se ha derechizado muchísimo. Nosotros no hemos utilizado un centímetro de un diario ni un minuto de programa de TV para atacar a ningún compañero de la izquierda sino para enfrentar a los candidatos del ajuste”.
Ahora el Frente de Izquierda buscará incrementar su votación hacia las elecciones generales de octubre con el propósito de ampliar su referencia política y, más en concreto, defender su representación parlamentaria que en diciembre resignará un escaño por la provincia de Buenos Aires. La votación alcanzada el domingo les permitiría renovar esa banca.