Sentado sobre un volcán, el gobierno espera otra ayuda del Fondo Monetario Internacional para transitar el breve pero intenso período que queda hasta diciembre. De eso se tratan las reuniones que comenzaron ayer mismo, apenas la misión auditora del organismo aterrizó en Buenos Aires.
La erupción del volcán se produjo hace dos semanas, cuando las elecciones Primarias pusieron en duda la continuidad de la actual gestión. La incertidumbre alcanzó a cuestiones clave como esta: saber cuál será el respaldo que el gobierno recibirá de uno de sus aliados estratégicos.
La primera reunión entre el flamante ministro de Hacienda, Hernán Lacunza y el titular del Banco Central, Guido Sandleris, y la delegación capitaneada por Roberto Cardarelli y Alejandro Werner (el primero monitorea el programa con Argentina y el segundo es director del Departamento para el Hemisferio Occidental del organismo) se produjo ayer. Fuentes oficiales confirmaron a Tiempo que hoy habrá un segundo encuentro al que se sumarán los equipos técnicos tanto de Hacienda como del Banco Central.
Todo indica que en esas reuniones se pondrá el eje en dos temas. Uno es el frente fiscal. El gobierno se jacta de que en la primera mitad del año tuvo superávit por $ 30 mil millones y que en julio lo amplió en escuálidos $ 4000 millones. En el Fondo tienen dudas sobre cómo se compensarán los más de $ 50 mil millones que demandarán las rebajas impositivas del paquete de aliento al consumo, lanzado la semana pasada. El otro tema es el mercado cambiario y la baja de reservas del Banco Central, del que expondrá hoy Sandleris.
Pero los enviados de Washington quieren evaluar lo que puede pasar en caso de un relevo presidencial y por eso desde mañana se entrevistarán con la oposición. «El equipo también se reunirá con asesores económicos de los principales candidatos presidenciales para intercambiar puntos de vista», dijeron voceros del Fondo. Aún no se sabe si Alberto Fernández y Roberto Lavagna participarán de las charlas, como ya lo hicieron en julio, o derivarán la cuestión a los economistas que los rodean.
Para el gobierno, lo que está en juego es el desembolso de U$S 5400 millones, previsto para mediados de septiembre, cuya condición es haber cumplido las metas fiscales en junio. Esa cifra, que parece menor al lado de los U$S 44 mil millones que el Fondo ya giró a la Argentina en los últimos 15 meses, es sin embargo vital para cumplir la poblada agenda de obligaciones hasta fin de año.
Según el análisis que hizo este diario de las emisiones de deuda que realizó la Secretaría de Finanzas, y cuyo resumen fue compilado por el Instituto de Trabajo y Economía (ITE), hasta el 26 de diciembre hay vencimientos de letras en moneda extranjera por U$S 10.632 millones. Además, en el mismo período vencen letras en pesos por un importe que en el momento de su emisión el ITE calculó en U$S 7921 millones (una fracción se licuó por la devaluación de este mes). De esos más de U$S 18 mil millones, una parte está en manos de organismos del propio Estado, como por ejemplo la Anses, y otra pertenece a inversores privados. En el programa financiero para 2019, dado a conocer en abril, el gobierno había contabilizado como fuentes de ingreso para atender esos compromisos todas las cuotas anunciadas por el Fondo, entre ellas las de septiembre cuyo desembolso se discutirá ahora y la de diciembre, por otros U$S 1000 millones.
Cuestión de riesgo
El staff técnico ya había advertido en su anterior informe que el acuerdo stand by corría riesgos por la incertidumbre electoral. Con el resultado puesto, algunas cuestiones seguramente serán revisadas. Por ejemplo, la peculiar afirmación de que «la deuda es sustentable, pero no con una alta probabilidad». En el manual de procedimientos del FMI, para esos casos hay que analizar si el país que pide el crédito tiene «capacidad política e institucional para liderar los ajustes» y si puede «obtener o recuperar el acceso a mercados de capital privado» para repagar el préstamo pedido. Con el stock de deuda más caro en relación al PBI (el 77% está expresado en moneda extranjera), el candidato presidencial más votado pidiendo públicamente renegociar el acuerdo y un riesgo país que de un viernes a un lunes pasó de 900 a 1800 puntos, habrá que ver qué elige hacer el Fondo: mantener su apoyo a un aliado muy caro a sus intereses o barajar y dar de nuevo.