El llamativo pesimismo en las proyecciones del Fondo Monetario Internacional sobre el derrumbe de la economía argentina este año puede tratarse de una carta más jugada por el organismo en la mesa de la renegociación de la deuda.
El FMI pronosticó para Argentina una caída del 3,1% del PBI para 2019, en el informe Perspectivas Económicas Mundiales, publicado en la última semana. En abril, el mismo informe hablaba de una caída del 1,2%; en julio, del 1,3 por ciento.
Para Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos de la consultora Orlando J Ferreres y Asociados y economista de la Fundación Norte y Sur, «el número (dado a conocer por el FMI) está un poco alto. Según mis cálculos, la caída de la economía será del 2,3 o 2,4 por ciento. Lo que dice el Fondo no es descabellado, pero para que ocurra tiene que haber un mes que sea muy malo».
El especialista vinculó el pronóstico al problema de la deuda. «Creo que se trata de una forma de preparar el terreno para una reestructuración o un default con posterior reestructuración, porque con esas proyecciones sería imposible cumplir con el programa», subrayó.
En términos similares se expresó Nicolás Zeolla, economista del Centro de Economía Scalabrini Ortiz (CESO): «Estos números dificultarían el cumplimiento de la meta fiscal primaria, que es importante porque es la única meta de cumplimiento cuantitativo efectivo que hoy tiene el acuerdo con el FMI; es decir, en los propios términos del Fondo, puede llegar a tener consecuencias negativas sobre la renegociación del acuerdo», le dijo a Tiempo.
Zeolla agregó: «Al cierre del segundo semestre, la actividad económica ya estaba cayendo alrededor de 2,5 puntos; sobre todo, a partir de la caída de la industria y del estancamiento de la construcción. Lo único que crecía era el sector agropecuario, con lo cual se equilibraba el producto. En los próximos dos trimestres, no estará el efecto crecimiento de ese sector. Por eso, esta proyección del 3,1% parece bastante posible, si es que no es aún mayor».
El economista del CESO indicó que «hubo un error sistemático del Fondo al sobrestimar el crecimiento», lo cual «ocurrió también con las proyecciones de inflación, de la balanza de pago y de niveles de reserva». Zeolla apuntó que la falla en la estimación de los números argentinos sucedió también en Grecia, Portugal y Ecuador. «Se pueden encontrar razones políticas y hasta de errores técnicos», dijo.
«En general, el FMI es muy optimista con respecto al proceso de consolidación fiscal y su efecto sobre la actividad económica. Considera que las consolidaciones son expansivas; es decir, si se achica mucho el gasto público tiene un efecto contractivo que se revierte rápidamente. En la realidad, eso no sucede. Parten de una falsa hipótesis», consideró Zeolla.
El nuevo informe del Fondo cambió radicalmente ese optimismo. Tal es así que colocó a Argentina dentro del grupo de países que contribuyen a contraer el crecimiento a nivel mundial, junto a Irán, Turquía, Venezuela, Yemen y Libia, algunos de los cuales están incluso involucrados en conflictos bélicos. El rendimiento de estos países, según el informe, «ha empujado en parte el declive del crecimiento proyectado para 2019».
Algunos especialistas locales apuntaron a que el triunfo de Alberto Fernández en las PASO generó incertidumbre en los mercados, lo cual derivó en las proyecciones de derrumbe. Al respecto, el economista de CESO opinó: «El seteo temporal tiene un antes y un después de las PASO, pero no por la victoria de Fernández, sino por el desmanejo cambiario del Banco Central y del gobierno, que derivó en las devaluaciones posteriores a las PASO. Eso es responsabilidad del gobierno, no de Fernández. Al contrario, Fernández llevó tranquilidad, acercó voluntades y encontró apoyos para poner controles cambiarios que es lo que terminó estabilizando el tipo de cambio».
El informe del Fondo también dio proyecciones de inflación: 57,3% para este año y 39,2% para 2020. «Me parece demasiado optimista la proyección de inflación para el año que viene. Con suerte, será igual que la de este año. No sé por qué debería bajar», concluyó Spotorno.