El Directorio del Fondo Monetario revisará a fin de año su política de sobretasas con la que castiga a los países que piden créditos por encima de lo que les corresponde por el nivel de cuota que tienen en el organismo multilateral. Ese es el caso de la Argentina, y la reducción de esas tasas implicaría la carga anual bajaría del 4,05% al 1,05%, equivalente a unos US$ 900 millones al año en intereses.
Esa reunión de fin de año tendría un carácter informal, como el que tuvo una reunión en septiemb re pasado que rechazó esa misma idea. El hecho de que los presidentes de los países que integran el G20 hayan mencionado en tono de instrucción a sus ministros de Finanzas, que el tema debía seguir siendo discutido, influyó en la decisión del FMI, que hasta la reunión del G20 de Roma de la semana pasada, daba por cerrado el tema.
Para la Argentina, la reducción de la sobretasa se convirtió en la única bandera que sigue levantando en una negociación que se presenta complicada. Tanto que ayer, la portavoz del presidente Alberto Fernández, Gabriela Cerruti, afirmó que «no es una alternativa no cerrar con el Fondo», y que por eso ese acuerdo lo están buscando, no solo en la mesa de negociación con el organismo sino también «en todos los foros internacionales y reuniones bilaterales».
La otra definición que el FMI tiene en claro hoy es que el acuerdo con la Argentina apunta a uno del tipo de Facilidades Extendidas, con plazos entre cuatro y diez años y metas a cumplir, que implican la revisión de los números de la economía cada tres o cuatro meses.
Las declaraciones de Cerruti ponen en claro que para el gobierno, una discusión «justa y equitativa» sería con la caída de las sobretasas pero no aclara que pasa con el resto del programa económico que el FMI siempre dice estar esperando y en cuya confección está dispuesto a colaborar.
Los acuerdos de Facilidades Extendidas incluyen medidas de ajuste de las variables macroeconómicas para que las cuentas fiscales cierren y exista un saldo que garantice el pago de la deuda privada y al propio FMI. Ese es el manual del Fondo. El ajuste implica o bien, incrementar impuestos para que la recaudación supere a los gastos, algo de difícil aplicación por el nivel de la actividad económica, o una reducción del gasto, lo que podría ser complejo en la medida en que el gasto social ya está ajustado y el sector del capital no aceptará una reducción del gasto que lo subsidia.
Al respecto, Rafael Brigo, secretario de Finanzas, dijo ayer en una reunión con ejecutivos de finanzas que la negociación con el FMI «es un proceso que avanza paso a paso» y aclaró que «aunque sabemos las ansiedades que hay, trabajamos todas las semanas con el equipo técnico para lograr una solución que nos deje a todos los argentinos en una mejor situación dentro de los parámetros del consenso social que podamos lograr».
Si de acuerdo con Cerruti, «no acordar no es una opción», el calendario impone su propia realidad ya que en marzo de 2022 arrancan los vencimientos fuertes con el FMI. Además, en esa mes también caduca el acuerdo con el Club de París por el cual se le pagó un 20% de lo adeudado mientras que la refinanciación del resto quedó sujeta a la firma del acuerdo con el Fondo.
Además de las cuentas fiscales, el FMI siguie con atención la brecha cambiaria. No concibe la posibilidad de un ingreso de capitales para inversión sin que esta se elimine. Se trata de una hoja de ruta que obliga al gobierno a tomar determinaciones en un momento de debilidad poselectoral. «
Brasil se adelanta y ya baja sus aranceles
El gobierno de Brasil anunció ayer la reducción de un 10% en los aranceles de importación sobre el 87% de los bienes y servicios hasta el 31 de diciembre de 2022, con el objetivo de provocar una caída en los precios de productos esenciales como alimentos y combustibles, y reducir la inflación.
La decisión fue anunciada mediante una nota conjunta de los ministerios de Economía y de Relaciones Exteriores del vecino país, que detalló que «las tarifas se reducirán temporal y excepcionalmente hasta el 31 de diciembre de 2022», de conformidad con el Tratado de Montevideo, que permite adoptar «medidas encaminadas a la protección de la vida y la salud de las personas».
Fuentes de la Cancillería argentina informaron al respecto que «Brasilia le comunicó previamente a Buenos Aires que iba a tomar temporalmente esta decisión» para activar una herramienta antinflacionaria en su economía. Un mes atrás, la Argentina y Brasil habían acordado llevar adelante esa reducción de aranceles.