El Fondo Monetario Internacional confirmó la apertura de las negociaciones con el gobierno argentino para un nuevo acuerdo de asistencia financiera que entrará en vigencia después de que finalice el actual, en diciembre de este año.

Si bien ya había algunas señales de conversaciones informales, esta es la primera vez que el organismo admite su existencia y les da marco institucional. “Las autoridades (argentinas) están explorando ahora la opción de pasar a un nuevo acuerdo con el Fondo”, dijo en Washington la portavoz de la entidad, Julie Kozack, en declaraciones a la prensa.

Se entiende que la inquietud será bien recibida porque el organismo está «listo para apoyar a Argentina y a su pueblo a consolidar los logros recientes y abordar los desafíos recientes», según profundizó la funcionaria.

La confirmación se dio casi al mismo tiempo de que en Buenos Aires, el vocero presidencial, Manuel Adorni, dijera que “seguro que va a haber un nuevo acuerdo, está el camino allanado para que sea lo más rápido posible”.

Las expresiones de ambos lados están íntimamente vinculadas a la reunión que, en el marco de la cumbre del G20, mantuvieron la directora del FMI, Kristalina Georgieva, y el presidente Javier Milei, el último martes en Río de Janeiro. En esa ocasión, la dirigente búlgara había señalado que “estamos listos para apoyar a Argentina y a su pueblo”.

El actual acuerdo de facilidades extendidas entre las partes, que permitió al gobierno cubrir los vencimientos por el préstamo otorgado a Mauricio Macri en 2018 (en los hechos obró como un refinanciamiento), está prácticamente terminado: sólo queda una auditoría de rutina por parte del FMI y un último desembolso de U$S 1.100 millones.

Si bien se estima que en los últimos meses Argentina no cumplió algunas de las metas estipuladas, como la unificación cambiaria y el crecimiento de las reservas internacionales, se descuenta que el staff técnico dará por aprobada la revisión pendiente, teniendo en cuenta el fuerte superávit fiscal y financiero que logró el gobierno de Javier Milei y el cese de la emisión monetaria.

Al respecto, Kozack dijo que “las autoridades argentinas han seguido implementando su programa de estabilización económica y el programa está dando resultados impresionantes”. Entre los resultados obtenidos, la funcionaria (que fue quien negoció la actual línea de crédito con el ex ministro Martín Guzmán, en 2022) destacó “una reducción considerable de la inflación, el superávit fiscal y una mejor cobertura de las reservas”.

Los elogios del FMI y la predisposición para sentarse a conversar tienen otra explicación: la buena sintonía entre Milei y Donald Trump, quien en dos meses asumirá la presidencia de los Estados Unidos. En las oficinas del Fondo esas señales no pasan inadvertidas y saben que los tiempos políticos exigen flexibilidad para negociar.

Para el gobierno argentino, las prioridades de un nuevo acuerdo pasan por conseguir dinero “cash” para asegurar el pago de los vencimientos de deuda del año que viene (sólo los bonos soberanos insumirán U$S 5.800 millones, entre amortizaciones e intereses) y reforzar las reservas con vistas al demorado levantamiento del cepo cambiario.

Además, la baja del riesgo país producida en los últimos días ilusionó al gobierno con una posible salida a los mercados a mediano plazo, léase nueva emisión de deuda en dólares, y para ello siempre viene bien el paraguas de una entidad como el FMI.

Claro que el staff del organismo está preocupado por su elevada sobreexposición a la Argentina, que le debe U$S 44.000 millones, y por eso no querrá soltar muchos billetes. Ese es el meollo de la discusión que las partes tendrán en las próximas semanas.