Por resolución del entonces Ministerio de Energía, Juan José Aranguren, a partir de octubre del año pasado los precios de los combustibles fueron liberados. Así las cosas, las distribuidoras gozan de plena libertad a la hora de fijar las tarifas que pagan los consumidores sin necesidad de atravesar mecanismo alguno de validación a través del Estado.
La medida, concebida en el marco de los pronósticos de inflación de un 10% para este año y un tipo de cambio promedio de $ 19 para todo 2018, habría de tener su impacto pero a todas luces diferente a lo que finalmente está ocurriendo. La resolución implicó un gesto a las petroleras en el sentido de que podrían dolarizar sus tarifas a gusto, trasladando a los consumidores la fluctuación del valor del barril de crudo con tendencia internacional al alza.
La corrida cambiaria, que llevó el dólar a $ 40 y las proyecciones de inflación a un 42% para todo 2018 generó un nuevo escenario en el que aquella resolución da vía libre para una estampida general en los precios. Es que los combustibles, claro está, constituyen un eslabón central en la cadena de formación de precios porque impactan en todos los bienes y servicios que están de alguna forma involucrados con el transporte y la producción.
Lo significativo es que la petrolera que picó en punta a la hora de actualizar sus valores ha sido precisamente YPF que, con directorio con mayoría estatal y acaparando el 55% del mercado doméstico, podría haber tomado la decisión de dar una señal al resto del sector y a los formadores de precios en general para evitar un traslado inmediato a precios de la devaluación del peso. No lo hizo.
Por el contrario, la petrolera estatal decidió incrementar este martes un 8% promedio el valor de sus combustibles (con un pico en la CABA del 9,5%) luego de que, además, ya hubiera retocado sus tarifas el sábado último en un rango de entre un 1% y un 2,5%.
Como era de preverse, otras cadenas de expendio de combustibles acompañaron el aumento. Axion estableció una suba de hasta el 12% en la jornada de hoy.
Así las cosas, se trata del décimo aumento que resuelve la petrolera estatal en lo que va del 2018 que hoy comercializa el litro de nafta Premium en $ 39,88 cuando en enero de este año lo hacía en $ 27,33. Se trata de un aumento en los ocho meses del año de un 46,5% y de un 79% con relación a septiembre de 2017.
El litro de gasoil, insumo fundamental en la industria y en la producción agrícola, llegó a $ 28,89 acumulando una suba anual de un 66%.