«La idea es dar vuelta el sentido de las cosas», le dijo a Tiempo un directivo de YPF durante la presentación del acuerdo entre la mayor pertolera argentina y su par malaya Petronas.

La referencia apunta a que la Argentina importa gas licuado en barcos desde hace más de 10 años, algo que impacta en las cuentas externas del país, reduce las reservas, agita el valor del dólar e impacta en las cuentas fiscales. Con el proyecto andando, el país exportaría ese mismo producto y lograría el efecto contrario: sumaría divisas, reduciría la presión sobre el mercado cambiario y mejoraría las cuentas fiscales.

Pero para ello faltan unos cuantos años durante los cuales se deberán superar una serie de desafíos, desde un estudio de factibilidad hasta cuestiones ambientales. El acuerdo firmado por YPF y Petronas es un compromiso de estudio conjunto en el que las dos partes compartirán los gastos de consultoría necesarios para llevarlos a cabo.

Los estudios de esta primera etapa deben analizar tres aspectos: si la provisón de gas desde el yacimiento neuquino de Vaca Muerta estará asegurada, si el GNL producido tendrá mercados donde ser vendido y si la renta obtenida permitirá el repago de la inversión.

Respecto del primer tema, la administración de Alberto Fernández ha procurado blindar la producción de gas desde Vaca Muerta con una serie de inicativas, pero aun subsisten los reclamos de las petroleras, que piden estabilidad fiscal por 30 años. Esto quiere decir que, en ese lapso, los sucesivos gobiernos no podrían alterar el esquema de tributos que recaen sobre las empresas. Pero ya está demostrado que acá las leyes no tienen ese horizonte. Durante la década del gobierno de Carlos Menem se votó una norma para la minería con esa misma perspectiva. Pero no habían transcurrido ni diez años cuando la crisis de fines de 2001 dio por tierra con la previsión y la minería perdió su estabilidad tributaria.

Mercados y guerra

Respecto de los mercados que podrían recibir el GNL producido acá, los estudios de Platts, una firma especializada en commodities de S&P, inidcan que la perspectiva es que los mercados de Asia-Pacífico crezcan en torno del 2% anual acumulado en la próxima década a medida que se va eliminando la producción de electricidad en base a carbón. Platts advierte que este pronóstico presenta varios riesgos, uno de ellos es que las políticas estatales fomenten el paso directo desde el carbón hacia renovables, esquivando el empleo de gas.

Un punto a favor del GNL es que puede tener mercados todo el año al apuntar a satisfacer la demanda pico del invierno, aunque las perspectivas en el hemisferio Sur son más complejas que en el Norte.

En relación con los precios de venta, la guerra en Ucrania podría haberse convertido en un punto de inflexión porque ha estimulado a las petroleras a ampliar las plantas de licuefacción -como la que pretenden levantar en Bahía Blanca YPF y Petronas- para aprovechar los altos precios o, incluso, a construir nuevas.

En Platts observan que los precios actuales, que multiplican por cinco a los de preguerra, «no estarán por siempre» y que el esperado incremento de la oferta podría derivar en una caída paulatina de los mismos. El pronóstico se detiene allí porque la clave es lo que pueda suceder con el mercado europeo: si se corta del todo el abastecimiento de gas ruso, Europa Occidental ingresaría de lleno a la puja por el gas remanente y el mercado podría tardar más en encontrar su punto de equilibrio.

El proyecto de YPF y Petronas prevé una producción 5 millones de toneladas de GNL al año, lo que equivale a unos 100 barcos de GNL como los que en la actualidad llegan a los puertos de Bahía Blanca y Belén de Escobar.

Para que se tenga una dimensión de lo que implica elproyecto, hay que tomar en cuenta que en la actualidad, la Argentina importa unos 40 barcos al año.

Para cuando el proyecto entre en su etapa madura, se espera que la producción alcance a 25 millones de toneladas anuales de GNL.

Ambiente

Una de las pruebas definitorias para la planta de GNL será el estudio de impacto ambiental que el consorcio deberá presentar antes de poner la primera piedra.

En YPF tienen confianza en el proyecto y desestiman que vaya a generarse un problema en este tema. «Las plantas actuales de GNL son súper seguras y superan todos los controles regulatorios. No va a haber problemas», concluyó la fuente. «