La corrida cambiaria contra el peso tomó fuerza este martes: el Banco Central debió vender casi 300 millones de dólares -entre reservas y contratos a futuro- para morigerar la tendencia al alza del valor de la divisa estadounidense. A pesar de la dilapidación de reservas, el valor del dólar para la venta minorista subió un 0,54% y cerró en $ 61,325 según la información del Banco Central (BCRA).
Para Gustavo Quintana, operador de PR Corredores de Cambio, “la presión sobre el mercado se mantiene con cierta intensidad y eso fuerza a la autoridad monetaria a intervenir para evitar que la presión compradora impacte en forma más significativa en la cotización del dólar”. Quintana agregó que esta presión “refleja, además, un cambio de cartera con clara preferencia por la dolarización de las tenencias”.
De acuerdo con los datos que proporciona la autoridad monetaria, en la semana que va desde el cierre de las operaciones financieras del martes 15 y el cierre de este martes, las reservas cayeron en 1172 millones de dólares o un 2,45 por ciento. La tendencia que se observa es a un aceleramiento de la pérdida de divisas: entre el lunes y el martes últimos se evaporaron 857 millones de dólares.
En la misma semana, el valor del dólar minorista vendedor trepó un 1,47%, con una aceleración en los últimos días: un tercio de esa alza se produjo entre el lunes y este martes.
La presión por conseguir dólares y huir de los activos en pesos también se verifica en un dato que cada vez preocupa más a los analistas: en la semana que va del martes 15 al martes 22 de octubre, el valor del dólar que se adquiere por medio de la compra-venta de bonos de la deuda pública y cuyo destino final es una cuenta en dólares en el exterior –conocido como ‘contado con liquidación’- trepó un 15,6%, hasta $ 79,59. Esta operación es muy usada por los inversores que tienen pesos y quieren fugar o salir del mercado argentino. Martín Vauthier, director de la consultora EcoGo observó que “a medida que se acercan las elecciones, aumenta la presión cambiaria, que no se puede canalizar por el mercado oficial sino por estas operaciones de contado con liquidación”.
El valor del dólar obtenido por esta vía expresa el costo que está dispuesto a pagar alguien que tiene pesos y se quiere desprender de ellos ante la incertidumbre que le genera el panorama económico, financiero y político de la Argentina.
Ese sobrecosto era del 36% este martes en la comparación con el dólar mayorista. Los analistas opinan que el riesgo es que entre los inversores y especuladores –y también el resto de las personas y empresas que realizan estas operaciones- se tome el valor del dólar contado con liquidación como el “real”. Esto ya sucedió durante el gobierno de Cristina Fernández, cuando en el final de su mandato, a principios de diciembre de 2015, la misma operación financiera llevó el dólar a 16 pesos cuando el oficial indicaba poco más de 9 pesos.
Otro termómetro de la presión cambiaria ha sido la suba del dólar blue o informal o ilegal, dado que no quedan registros de las operaciones. El dólar ilegal se vendía en cuevas del microcentro porteño a poco más de 67 pesos este martes, marcando un alza de alrededor de cuatro pesos en la semana. La diferencia de un 10% entre la cotización del dólar ilegal y el oficial, en torno del 10%, habilita que se realice una operación conocida como puré: comprar dólares en el mercado oficial, venderlos en el ilegal y con los pesos volver a comprar dólares en el oficial. Para las personas físicas este carrusel se termina cuando las compras llegan a 10.000 dólares en un mes, por los controles que impuso el BCRA.
Es que la corrida contra el peso se da en medio de las restricciones que impuso el Banco Central a las personas y a las empresas, las que ya no pueden adquirir en el mercado de cambios dólares para atesorar, a menos que apelen al contado con liquidación o al mercado ilegal.
Al respecto, Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, observó que “las ventas de Reservas del BCRA para contener al dólar volvieron a niveles insostenibles. Si la mayor demanda subsiste, ¿habrá que agravar el cepo?”.
La corrida contra el peso expresa los temores que genera la debacle económica, financiera y política de la Argentina. Pero también es una manera de presionar a los poderes políticos para lograr de ellos concesiones a cambio de detenerla. El valor del dólar y los términos de la renegociación de la deuda pública aparecen como los objetivos más cercanos.