La anunciada eliminación del impuesto PAIS pone presión a un tema que el gobierno soslaya pero que la mayoría de los analistas tiene bien presente: el retraso cambiario. El tributo que había sido instaurado en los albores de la administración de Alberto Fernández vence el 24 de diciembre y según anunció el presidente Javier Milei, no será prorrogado.
Al caducar el PAIS también se reducirá el precio del dólar tarjeta, precio al cual se liquidan los consumos de los argentinos en el exterior, tanto sea por compras presenciales como online. Esa liquidación se realiza al precio de venta al público por parte de la entidad bancaria más un 30% de percepción a cuenta del impuesto a las Ganancias y otro 30% por PAIS. A valores del último viernes, el monto total a pagar por cada dólar abonado en el exterior es de $ 1635. Si se confirma la eliminación de este último tributo, la cifra bajaría a 1328 pesos.
Por ahora, según dejan trascender desde el Ministerio de Economía, el impuesto que está por extinguirse no será reemplazado por ninguna otra retención ni pago a cuenta. La situación, sin embargo, preocupa en el Banco Central, donde temen que un dólar más barato estimule los pagos en el exterior y profundice la salida de divisas.
De acuerdo a los informes del Central, el rubro “Viajes, pasajes y otros pagos con tarjeta” representó una salida de U$S 3939 millones en lo que va del año. La cifra se fue incrementando paulatinamente: pasó de un promedio de U$S 240 millones mensuales en el primer trimestre a U$S 470 millones en el segundo. En septiembre, ese concepto insumió U$S 594 millones, según consta en el balance cambiario que la entidad difunde mensualmente.
Por ahora, la proyección anual queda bastante por debajo de los más de U$S 6000 millones que se fueron por ese rubro en los dos años anteriores. Pero el temor está puesto en lo que pueda suceder este verano, donde el regreso del tipo de cambio barato fomentará las excursiones al extranjero. En las redes sociales proliferan los ejemplos que evidencian que es más barato vacacionar una semana en Brasil que en la Costa Atlántica.
El problema no es sólo económico sino político. Imponer un nuevo recargo para desalentar los viajes al exterior podría restar adhesiones en una franja social en la que el oficialismo espera obtener una buena cosecha de votos en las elecciones legislativas del año que viene.
El árbol y el bosque
Algunos analistas creen que la cuestión de los viajes no impactará en el mercado cambiario porque sigue siendo más barato comprar dólares blue a $ 1140 por unidad que gastar con tarjeta y pagarlos a fin de mes un 16% más caro. Otros, en tanto, miran el bosque por detrás del árbol y advierten otro problema: el gobierno usó el tipo de cambio como ancla para el resto de la economía y le quedó tan planchado que todos los precios locales son caros en dólares.
Eso explica el auge de los tours de compras a Chile, adonde ingresan a diario más de 50 micros desde Mendoza, según medios de esa provincia. Los productos más demandados son ropa, tecnología, artículos para el hogar y hasta elementos de higiene personal.
La situación activó las alertas incluso en economistas de clara simpatía con el gobierno. “Me preocupa el aumento del costo en dólares de la producción”, dijo Juan Carlos de Pablo, uno de los hombres de consulta permanente de Milei.
No es para menos: un auto nuevo de marca francesa modelo C3 se vende a U$S 20.000 en Argentina y a sólo U$S 13.200 en Brasil. Por el cero kilómetro más económico se pagan en el mercado local 17.800 dólares, mientras que en Chile (con una gama de vehículos más pequeña) se puede arrancar desde los 8.100 dólares. La distorsión es más que evidente.
En la región
Para complicar todavía más las cosas, las monedas de la región se depreciaron frente al dólar en la última semana. En el caso de Brasil, la cotización del real se fue a 5,80 por dólar y ya perdió 20% frente a la moneda estadounidense a lo largo de todo el año.
En base a datos del Banco Central, el ultraliberal Roberto Cachanosky (economista insospechado de prestarse a los intereses de la oposición) calculó que “el tipo de cambio multilateral contra la canasta de monedas con los países que se tiene mayor comercio, ya está igual que el 7 de diciembre de 2023, último día del gobierno kirchnerista. En otras palabras, todo el costo de la devaluación que asumió la población quedó en la nada y encima se formó un formidable carry trade que también tendrá su costo cuando se realicen las ganancias”. «
El ritmo de devaluación bajo la lupa
Luego de mostrarse satisfecho con el índice de inflación de octubre que midió el Indec (2,7%), el presidente Javier Milei anticipó que podría reducir la pauta de devaluación del peso al 1 por ciento mensual, lo que agudizaría todavía más la apreciación de la moneda local frente al dólar.
«Si le restamos la inflación inducida (devaluación prefijada más la inflación internacional), la inflación monetaria viene viajando al 0,2% mensual, esto es, 2,4% anual», afirmó el mandatario, en sus redes sociales en tono celebratorio después de que, brutal recesión mediante, se alcanzara la menor suba de precios en los últimos tres años. «De confirmarse dos meses más esta inflación se bajará la devaluación mensual al 1%», anunció en la misma publicación.
Actualmente el ritmo al que se lleva adelante el crawling peg, como se denomina en la jerga a esas microdevaluaciones diarias programadas, es del 2% mensual. Esa pauta hizo que el dólar aumentara 19,8% entre enero y septiembre mientras que la inflación del período fue de 101,6%.