«Estamos desesperados por los dólares», admitió el secretario de Industria y Desarrollo Productivo, José Ignacio «Vasco» de Mendiguren, días antes de conocerse los resultados económicos del «dólar soja». La medida le permitió al sector productor y exportador liquidar sus ventas del grano a un dólar cotizado a $ 200 en septiembre, en vez de a 144 pesos.
La frase del Vasco enmarca la decisión el gabinete económico, protagonizado por el ministro de Economía, Sergio Massa, quien presentó el balance de la decisión: a 25 días de su implementación, el Programa de Incremento Exportador (PIE) generó operaciones por U$S 8123 millones, de los cuales U$S 7646 millones se computaron como ingresos incorporados al Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Las toneladas liquidadas fueron 13,7 millones y participaron del incentivo 44.622 agentes. Más de 32 mil son productores individuales y 12.468 son personas «entre productores y personas jurídicas y todo el complejo agroexportador», detalló el ministro. Lo obtenido en términos de divisas fue un 53% más de lo esperado.
La medida de carácter excepcional tuvo buen recibimiento. «Cumplió los objetivos de fortalecer reservas. Además, la industria tenía faltante de granos para hacer derivados como harina y aceite y la venta de stock permite la normal operatoria hasta la próxima cosecha», opinó el economista jefe de la consultora FIDE, Nicolás Zeolla. Sin embargo, considera que «no hay que continuarla» porque «podría suceder algo que hasta ahora no se observó» que es el efecto inflacionario, «ya que pagar más cara la soja es como una devaluación solapada» y, además, el desdoblamiento «es una herramienta que cuando la habilitan, comienzan todos los lobbies sectoriales a pedir lo mismo».
Igualmente, Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de Argentina y del Centro de exportadores de cereales, alertó en diálogo con Tiempo que «la bolsa de soja» volverá de $ 70 mil a $ 50 mil y que eso generará «que la liquidación caiga». Asegura que el dólar a $ 200 «queda cómodo para todos los sectores», aunque coincide con Massa con que no podría aplicarse en el sector del maíz o el trigo porque «tendría impacto en los precios del mercado interno».
De todos modos, para Zeolla, el tipo de cambio real ya se encontraba «en valores históricamente altos». Además, desde 2021 que se experimenta una fuerte suba de precios de commodities en dólares, por lo cual «los márgenes de los productores en dólares ya eran muy elevados». Según el economista, previo a la suba de precios y la obtención de un 40% de rentabilidad con la medida dispuesta, ya tenían margen por encima de U$S 800 la hectárea, el más alto de los últimos diez años. Sin contar con las políticas de crédito barato en pesos dispuestos para la producción y adquisición de capital.
En cambio, para Sebastián Menescaldi, director de la consultora Eco Go, «hay que ver qué es lo que se hace el lunes, porque los dólares que ganaste hoy, ya no vas a tenerlos mañana». Agrega que «a partir de la semana que viene se va a empezar a perder algo de reservas y hay que ver a qué ritmo. Habría que cambiar el incentivo e intentar reducir la demanda de dólares para consolidar más rápidamente el balance del Banco Central», haciendo alusión a una posible devaluación. El viernes, Massa advirtió: «Cambiar de un día para el otro de manera brusca la cotización del peso, implica empujar a un 20% de los argentinos hacia la pobreza o la indigencia».
Aunque desde el arco económico llamó la atención, la cantidad de pesos emitidos «sin respaldo» necesarios para cubrir la diferencia entre el dólar oficial y el ofrecido, tanto Zeolla como Menescaldi aseguran que no lo toman como «la contracara del dólar soja» porque «esa emisión la absorberá el mercado y tiene como contrapartida los dólares», dice el director de EcoGo, y que, en todo caso, «la consecuencia es una emisión regresiva en lo distributivo, porque el sector terminó golpeando en la brecha cambiaria, al dolarizar muy por encima del promedio», opina Zeolla.
Por más que la medida haya tenido resultados favorables, un sector perteneciente a la Mesa de Enlace le admitió a Tiempo que el dólar soja «fue un instrumento para recaudar y solucionar aspectos fiscales, que no es lo mismo que solucionar los problemas de la gente ni el aumento de la producción». Y agrega: «Fue una política para ordenar la caja del Estado y calmar problemas de internas del Gobierno, pero perjudicó a muchísimas economías regionales y descompaginó al mercado interno en cuanto a los costos. Ni qué hablar de que sojizó al país».