La industria del juguete es una de las llamadas «sensibles» junto con la textil y la del calzado, entre otras. Es «sensible» en relación con las importaciones low cost de procedencia mayormente china, que merodean el puerto de Buenos Aires y que cada vez tientan a más empresas del entramado local.
La importancia del tema se nota en el trato con los fabricantes. En un encuentro con periodistas, el presidente de la Cámara del Juguete (CAIJ), Matías Furió, reconoció que la importación subió este año un 17% y vaticinó que la tendencia va a crecer en los próximos meses.
Furió denunció que existe «un montón de lobby» de los importadores para ganar posiciones en el mercado argentino (hoy ostentan el 49%) pero al mismo tiempo elogió la flexibilización del comercio exterior de Cambiemos y apuntó contra la administración aduanera, a la que atribuyó responsabilidad por el contrabando de juguetes.
Daniel Dimare, director de la fábrica Dimare, que elabora los productos de la marca Rasti, remarcó que desde 2015 el ingreso de producción extranjera subió un 35% (para la cámara sectorial, solo el 28%). En concordancia con Furió, aseguró que las importaciones van a seguir creciendo en el marco de un mercado que tiende a concentrarse en los segmentos más económicos.
«Nosotros fabricamos Rasti y los Playmovil argentinos, que son juguetes baratos que están saliendo muy bien», dijo el empresario. Esa adaptación de la oferta a una demanda menos exigente redundó en las ventas, que el caso de Dimare subió en cantidades un 22% en lo que va de 2017.
Furió destacó que el empleo del sector creció de 460 trabajadores registrados en 2001 a más de 10 mil este año y celebró que los fabricantes calculan para este ciclo un crecimiento del 5% tras un segundo semestre con remarcación de precios.
El segmento juguetero es amplio. Solamente la CAIJ cuenta con 200 socios, pymes en la inmensa mayoría de los casos.
Lejos de la postura de la cámara, a la que juzgan en relación con las autoridades, muchas de esas empresas cuestionan la apertura de Cambiemos. Por caso, un fabricante consultado puso en duda la hipótesis de crecimiento que maneja la CAIJ en un contexto de «más importación en general a precios chinos y con costos en subida permanente».
El consumo, a prueba
El precio de los juguetes creció en el último año un 26,8%, según un informe de Consumidores Libres. La entidad, fundada por el exdiputado Héctor Polino, relevó una veintena de productos, en su mayoría de industria nacional.
La suba registrada está por encima de la inflación interanual a julio, que en CABA fue del 23%, mientras que se ubica por debajo del crecimiento del salario en ese período: 29,7%, según el Indec.
Los juguetes de industria nacional que más aumentaron son el rompecabezas (50%), el clásico juego de mesa Monopoly (42%), la bicicleta (33%), los disfraces de Spiderman y Batman (31%) y el metegol (30%). En cuanto a los importados, la delantera la lleva la niña Madeleine (42%), «made in China». La sigue la eterna Barbie, ahora oriunda de Indonesia (35 por ciento).
Los juguetes nacionales que menos subieron son el Mil Ladrillos (12,5%), el Duravit (12,9%) y el TEG (13,8%). En tanto, los importados que menos elevaron el precio son el rompecabezas (14,3%) y la pelota de cuero con luz (16,7 por ciento).
Amén de los porcentajes, los valores nominales que se aprecian en el informe no bajan de las tres cifras y algunos llegan a cuatro. Los más caros son la mesa de metegol de metal y la bicicleta rodado 12, que rondan los $ 2000. Lo más barato del mercado son los juegos didácticos Ruibal, que se pueden conseguir desde 100 pesos.
El costo promedio del juguete es de $ 526. Según estos números, si una familia con dos hijos quiere regalar dos juguetes a cada uno debe gastar $ 2104. El año pasado, el costo promedio fue de $ 415, por lo cual para el mismo gasto se necesitaban 1660 pesos.
Polino explicó a Tiempo que estos números están «dentro de la normalidad del proceso inflacionario del país. Los juguetes no son una excepción. En estas celebraciones, los precios aumentan aun más», advirtió. Con respecto a los aumentos en productos nacionales, analizó: «La industria nacional es la que sufre los aumentos de energía eléctrica, de gas, de agua, de combustible y de transporte. Esto lleva a que en general suban más que los importados». «
El Ahora 3 salvó el semestre
En enero de este año, con el secretario de Comercio Miguel Braun a la cabeza, el gobierno salió con los tapones de punta contra las cuotas sin interés, a las cuales definió como «una mentira».
El fallido programa «Precios Transparentes» duró poco y el gobierno se vio obligado a dar marcha atrás.
En julio, un renovado programa de cuotas sin interés fue clave para que la industria del juguete pueda salvar el semestre. El acuerdo entre el sector y la Secretaría de Comercio por el Ahora 3 tendrá vigencia hasta el 31 de agosto.
La Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ) informó que la venta de unidades en jugueterías cerró con un alza del 7% en el primer semestre de este año, gracias a las vacaciones de invierno y al programa Ahora 3.
Hasta junio, las variaciones mensuales positivas y negativas habían redondeado un estancamiento resultado de un 0% de crecimiento acumulado. Se espera que la ecuación positiva de julio se repita en agosto.
Con respecto a las ventas en fábrica, el desarrollo fue muy similar, aunque no dependió solo de las vacaciones de invierno, sino también de la Feria del Juguete, de mayo.
En el primer cuatrimestre, el acumulado anual arrojaba una caída del 15% en las ventas. En mayo, la mencionada feria reflotó estas ventas en un 11%. En junio, crecieron un 6% y en julio, un 3%. De esta forma, el primer semestre cerró con un alza acumulada del 5 por ciento.
Con el programa Ahora 3 y las vacaciones de invierno, las ventas de la segunda quincena de julio se incrementaron en un 7%», aseguran desde la CAIJ.