La preocupación por las subas de los alimentos incluye también los precios de frutas y verduras, que están entre los productos que más aumentaron durante la pandemia con saltos de hasta el 200 por ciento.
El gobierno admite que el abordaje del problema deberá ser uno de los próximos en su agenda si aspira a mantener la inflación anual al menos cerca del 29% que planteó en el Presupuesto 2021.
En el verano, cuando se produjo un fuerte crecimiento de los precios, se analizó lanzar una mesa para tratar la formación a lo largo de las cadenas sectoriales pero la iniciativa finalmente no prosperó. El argumento de Agricultura es que los productores carecen del tipo de representatividad necesaria para negociar los valores de la producción al público, lo que complicaría el acercamiento a este ambiente empresarial.
El 30 de marzo, el ministro de Agricultura, Luis Basterra, y su par de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, difundieron avances con la cadena de la harina y con la industria cárnica no vacuna en una agenda de precios, abastecimiento y acceso al crédito.
El tema también es eje de debate puertas adentro. En una charla reciente coordinada por el INAES, el titular del Mercado Central, Nahuel Levaggi, trató el tema como “un problema para el gobierno” y aseguró que el país está ante la oportunidad de cambiar el modelo agroalimentario para “democratizar la economía e independizarnos de quienes imponen los precios”.