La discusión sobre el rumbo que tomará la política económica en los próximos meses tiñe la lectura del informe sobre el resultado fiscal de agosto, emitido este martes por el Ministerio de Economía. Allí se observa un déficit primario de $ 124.836 millones, como producto de gastos que crecieron un 64,8% interanual ($ 860.548 millones) e ingresos totales que si bien subieron a un ritmo todavía mayor, de 70,1%, estuvieron todavía por debajo ($ 735.712 millones). Además hubo pagos de intereses de la deuda pública por $ 68.558 millones, por lo que el rojo financiero totalizó $ 193.393 millones.

Casi todos los rubros se movieron por encima de la inflación interanual, estimada en el 51%. En el caso de la recaudación, porque la comparación se realiza contra los peores meses de 2020, en la época en que la primera ola de coronavirus provocó que se desplomara la actividad económica y por ende la cobranza de impuestos. Además, hubo ingresos adicionales por $ 22.920 millones correspondientes al Aporte Solidario Extraordinario. En el rubro de los egresos, Economía destacó “el aumento de la inversión en capital, en políticas de inclusión social y asistencia a los sectores críticos afectados por la pandemia” como motivos del mayor gasto.

Desde comienzos de año, el déficit primario totaliza $ 431.504 millones, monto equivalente a 1% del PBI. A pesar de que el desequilibrio es muy fuerte en términos absolutos, la cifra es bastante inferior al 4,5% comprometido por el ministro Martín Guzmán ante el Fondo Monetario Internacional, promesa que también se había incluido en el Presupuesto 2021. El sobrecumplimiento de esta meta sería, en principio, una buena noticia.

Sin embargo, la hecatombe electoral que sufrió el gobierno en las PASO trastocó todos los planes. A tal punto que en el seno del oficialismo se reavivó el debate sobre si es bueno o es malo reducir el déficit. La carta abierta en la que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner exigió correcciones al rumbo de la gestión pide enérgicamente un incremento del gasto público para paliar la situación social, aun a costa de un mayor desequilibrio fiscal. “A agosto de este año, a cuatro meses de terminar el año y faltando apenas unos días para las elecciones, el déficit acumulado ejecutado en este año era del 2,1% del PBI (NdR: el rojo financiero es el 2% y el primario, bastante inferior). Faltan ejecutar, según la previsión presupuestaria, 2,4% del PBI… No estoy proponiendo nada alocado ni radicalizado. Al contrario, simplemente estoy recogiendo lo que en este contexto global de pandemia está sucediendo a lo largo y a lo ancho del mundo”, dijo Cristina.

Por de pronto, algunas de las medidas tomadas esta semana, como otras que están bajo estudio, podrían incrementar el déficit. El incremento del salario mínimo vital y móvil anunciado este martes repercutirá en varias de las asignaciones y programas especiales que paga el gobierno. También se aguarda una baja en la recaudación de Ganancias, impuesto que aportó $ 31.342 millones en agosto, si se concreta la suba en el mínimo no imponible para los trabajadores en relación de dependencia. Además, los casi $ 295 mil millones que insumieron las prestaciones de la Seguridad Social (más de un tercio del total ejecutado) también se verán incrementados si se confirma el bono extraordinario que buscará que jubilados y pensionados recuperen el poder adquisitivo que la fórmula de movilidad de los haberes no logró preservar.