El proyecto de presupuesto 2018 encendió todas las luces rojas de la galaxia justicialista. El texto que vienen analizando economistas ligados a todas las facciones del peronismo -desde el Frente Renovador al cristinismo de Unidad Ciudadana, incluyendo a los gobernadores, a los gremialistas y a los intendentes del GBA- contiene hipótesis y esboza objetivos que generan mucha inquietud en el conglomerado del PJ.

El presupuesto, junto a la Ley de Responsabilidad Fiscal, establece como prioridad la reducción del déficit. Para eso propone un fuerte recorte de los gastos del Estado Nacional (reducción de subsidios) y una trasferencia del ajuste a las provincias, a través del freno en el envío de salvatajes financieros para las cajas de jubilaciones transferidas, entre otros objetivos. Al mismo tiempo, dada la crisis de la generación de dólares genuinos por exportación (la Argentina atraviesa su déficit comercial más alto de los últimos 27 años), el gobierno de Cambiemos pretende seguir financiándose con un mega-endeudamiento que también es récord.

El escenario que se avecina incluye otras dos amenazas para los gobiernos provinciales, salvo el de Buenos Aires: la posibilidad de que la Corte Suprema reinstaure el Fondo de Reparación Histórica del conurbano, y la prórroga del impuesto al Cheque, cuya recaudación el Ejecutivo pretende distribuir en beneficio del Estado central y con perjuicio de los gobiernos provinciales.

Para los especialistas que siguen de cerca estos temas, sobre todo desde el peronismo en su condición de principal fuerza opositora, hoy disgregada, los riesgos que encarna el paquete de leyes del macrismo forzarán a toda la dirigencia del partido a reagruparse y a actuar en conjunto. Esa es la conclusión, por ejemplo, de los miembros del Instituto Independencia, centro de estudios, análisis y acción política –un ‘think-tank’- que tiene su sede en la calle Bartolomé Mitre, a metros del Congreso, y que se propone como meta máxima la reunificación del peronismo.

En esta entrevista con Tiempo, tres de los miembros de la mesa directiva del Instituto Independencia analizaron el debate que se viene. Se trata de Daniela Bambill, presidenta; el economista Roberto Feletti, quien además es secretario de Hacienda de la municipalidad de La Matanza, y el abogado Pedro Biscay, especializado en combate al lavado de activos y fraude financiero, desplazado hace dos meses del directorio del Banco Central a través de un decreto.

“En el Instituto Independencia creemos que el debate del presupuesto 2018 es una herramienta para sentarse a conversar con todos los compañeros del peronismo. Este proyecto de presupuesto, que es un programa de gobierno explicitado, afecta por igual a gobernadores e intendentes. Los perjudica en la gobernabilidad de sus administraciones. Es un proyecto que está en las antípodas doctrinarias del peronismo. Por eso, visto los objetivos del Gobierno, pensamos que las condiciones para que haya una reunificación (del peronismo) están dadas”, sintetizó Bambill en el inicio de la charla.

-¿Qué piensan del proyecto de presupuesto que presentaron Dujovne y Caputo?
Feletti: -Sobre el proyecto de ley de presupuesto 2018 voy a decirle algo muy importante: uno de los planteos que hace Unidad Ciudadana, espacio al cual, por supuesto, pertenecemos, nos referenciamos y apoyamos, es el ajuste que viene. Puede sonar como que estamos pronosticando, otra vez, ‘la campaña del miedo’. Que tan errada no estaba. Pero cuando uno se mete en el presupuesto 2018 es un documento público que habla del ajuste que viene. Es un documento público que tiene objetivado los ejes del ajuste que quieren aplicar: estará dado por el retroceso del gasto público, por la caída de los subsidios, sobre todo en energía, por la caída de las transferencias a las provincias. Por un congelamiento del gasto público en términos reales: que no aumente por arriba de la inflación. Otra de las razones que explican el ajuste estructural que buscan implementar es que ellos plantean un escenario de expansión económica basado en la inversión. Dicen que el Producto Bruto va a crecer 3,5% y que lo va a arrastrar la inversión, que según ellos en 2018 crecerá un 12%. Pero algo así no pasó nunca en la Argentian desde el año ’61, durante el gobierno de (Arturo) Frondizi.

-¿Es pensamiento mágico?

Feletti: -Es pensamiento mágico y es encubrimiento de que quieren un Estado más chico. Acá queda claro que el gobierno nacional pretende atacar dos supuestos puntos importantes del déficit: el previsional y las provincias. Y, para las provincias, esto se acompaña con la Ley de Responsabilidad Fiscal: que les congela el gasto y les expropia el poder tributario delegado. Las obliga a que regulen su tasa de ingresos brutos. Les expropia su autonomía tributaria. En la Ley de Responsabilidad Fiscal se establece claramente que tienen que coordinar con el Ejecutivo Nacional: en términos de bases imponibles, alicuotas y demás. Otra cosa, además: la Casa Rosada ya demostró dos señales complicadas para las provincias: la primera es la distribución primaria de coparticipación. Le dio 3 puntos más a la ciudad de Buenos Aires, que los sacó del Tesoro Nacional. La segunda, es el fallo que tiene previsto la Corte, y del cual dicen que ya está redactado: pretende restablecer el Fondo del Conurbano retrayendo plata de las otras provincias. La provincia de Buenos Aires tiene un fondo específico afectado que debería salir del Tesoro, no del resto de las provincias. El macrismo está previendo poner dinero en la Capital Federal, que ya lo ha hecho, y en la provincia de Buenos Aires. Son los lunes en los que gobierna. Y por fuera de la Pampa Húmeda, que se arreglen. Pero el equilibrio territorial del país descansa en que vos distribuyas de modo federal.

Bambill: -Aparte del análisis del equipo económico, en el Instituto hicimos un análisis político y coyuntural del presupuesto. Acá hay una realidad. En este presupuesto está planteado el programa de gobierno. El compañero que se considera peronista no puede, bajo ningún punto de vista, aprobar este proyecto de presupuesto. Porque es el neoliberalismo puesto en números. Por eso creemos que estamos ante una oportunidad, una herramienta, que nos permitirá sentarnos a charlar de puntos en común, a lo largo y a lo ancho del país, con los compañeros de todos los sectores. El peronismo hoy es un amplio abanico. No hay una sola forma de peronismo. Nosotros trabajamos denonadamente por la unidad del peronismo, apostamos a la unidad. Y nos parece que el debate sobre el presupuesto es una herramienta perfecta.

-¿Quiere decir que la búsqueda de la unidad del peronismo se puede ver favorecida por este episodio, en el que podría gestarse un acuerdo puntual en el Congreso?

Bambill: -Claro. El Parlamento es una caja de resonancia de lo que pensamos, de lo que charlamos. En el Parlamento esta ley se va a discutir. Obviamente. Ahora, vamos a ver, dentro del amplio abanico que significa el peronismo dentro del Parlamento, y estoy incluyendo también al massismo -porque ahí tenemos compañeros sobre los cuales nadie puede negar su peronismo- cómo se va a terminar votando. Vamos a ver cómo se comportan los legisladores.

Feletti: – El presupuesto, efectivamente, puede ser una punta de acuerdo parlamentario. Sobre todo con el tema de las provincias, las cajas de jubilaciones provinciales, el Fondo del Conurbano. Unidad en acción. Porque si no los gobernadores y los intendentes van a tener que afrontar el ajuste. Y me hago cargo de lo que digo, como secretario de Hacienda de un municipio (por La Matanza). Resumo con una pregunta: ¿Macri puede avanzar contra la autonomía de las provincias, los derechos laborales y el sistema previsional todo a la vez? ¿Con 35% o 36% de los votos en todo el país? ¿Eso da para que el tipo embista de ese modo? Eso sí, intentarlo lo va a intentar. El punto es si lo logra y qué pasa en esa puja. Por eso decimos que el presupuesto es un broche de unidad para el peronismo.

-Uno de los datos que más circula en estos días es que el país está en una crisis de su sector externo muy fuerte, por caída de las exportaciones y suba constante de las importaciones. ¿Cómo se refleja eso en el presupuesto?

Biscay: -Detrás de esta noción presupuestaria, en efecto, se refleja una gran fragilidad institucional. Uno de los rasgos centrales del presupuesto, una fuerza motriz digamos, es el déficit comercial de la Argentina: hoy tiene una proyección de crecimiento que es récord. Es el déficit más grande de los últimos 27 años. Recién en el año ’94 encontramos un déficit comercial cercano al actual. La proyección de crecimiento del déficit comercial, para el año 2021, está en 7000 millones de dólares. Eso significa que la Argentina no tiene pensado en la planificación presupuestaria contar con dólares genuinos del sector externo para sostener las cuentas y el comercio internacional. Otro pilar de este presupuesto es el modelo de endeudamiento externo, que también es creciente. Ya estamos en 100 mil millones de dólares de deuda externa. Con un peso del pago de intereses que en el presupuesto 2018 ya está en 5 y pico sobre el PBI.

Feletti: -El resultado financiero negativo es del 6.2. Eso significa, dicho en criollo, que el peso del déficit, de los intereses, es 2.2 por encima del déficit primario. Pero eso es solo el sector público nacional. Falta agregar las provincias y el sector privado. O sea, hoy estamos en 3.2 o 3.3 de servicios de deuda que hay que poner todos los años. Eso explica el déficit de cuenta corriente, que se suma al déficit comercial, y que sólo podés financiar tomando deuda. Pero cuando se interrumpa el financiamiento externo se acaba todo…

-¿Cómo quedarán las provincias si se el presupuesto se llegara a aprobar sin cambios?

Biscay: -La pregunta es cuál es la sostenibilidad financiera de las provincias en el contexto de una Ley de Responsabilidad Fiscal de las provincias que supone que las provincias no gastan. Y que el gasto queda estrictamente controlado por la Nación. La proyección de mediano y largo plazo es que, o las provincias emiten también deuda externa, a pesar de que no generan dólares para pagar, o realizan a un ajuste fortísimo en las provincias. La otra opción es que las provincias, en un contexto de crisis social, empiecen a emitir monedas paralelas.

-Una pregunta puntual para Biscay, que fue director del Banco Central hasta hace dos meses. ¿Qué opina del envío de los lingotes de oro a la plaza financiera de Londres?

Biscay: -Los lingotes, o la posición de reservas en oro del Banco Central, han sido auditados durante los últimos años, porque forman parte del activo del Banco y por lo tanto los auditores internos y externos del Banco Central auditan el balance. Y también auditan la calidad de esas tenencias. Y son posiciones de buena entrega, como se llama comúnmente en la jerga del mercado del oro. Dicho en otros términos: el oro del BCRA es oro de buena calidad. Con certificado de buena entrega. Algo que el presidente del Banco Central, por lo menos a través de notas periodísticas, habría intentado negar. Por otro lado, el oro es un activo que cuenta con la garantía de inmediata liquidez, como lo establece la carta orgánica del Banco Central para el manejo de reservas. Las reservas deben ser siempre de inmediata liquidez están, fundamentalmente, para hacer políticas contra-cíclicas: evitar la inestabilidad financiera, frenar golpes de mercado. Eso es importante en este escenario internacional, con incertidumbre política a nivel global. Hay un escenario económico que avizora una fuerte inestabilidad de monedas para el futuro cercano. Por todo esto, y en este contexto, yo creo que el oro es una reserva de valor que el país debería conservar. No me parece prudente que el Banco Central se lance a una avalancha de inversiones complejas sobre operaciones relacionadas con el oro con el único objetivo de obtener algunos puntos de rendimiento mayor sobre reservas que tampoco se sabe si están garantizadas de antemano. Porque son operaciones que tienen un grado de riesgo. En definitiva, me parece irresponsable (el envío de los lingotes a Londres) y, además, creo que nos expone a embargos: porque sacar las reservas del país, indefectiblemente, genera riesgos.