El comité de campaña del Frente de Todos vio la necesidad de fijar una posición sobre el manejo que haría del Instituto de Estadísticas y Censos, un gobierno liderado por Alberto Fernández. Por ese motivo, entre diferentes placas y consignas que difundieron en la cuenta oficial de Twitter apareció una con la leyenda: «El INDEC es un termómetro. Vamos a tener uno que funcione bien».
El propósito evidente fue el de despegarse del manejo que, en su momento, hiciera el ex Secretario de Comercio Guillermo Moreno a través de una intervención que produjo la persistente resistencia de los trabajadores del instituto. La junta Interna de ATE-INDEC no sólo rechazó el desplazamiento de varios funcionarios de carrera y el despido de trabajadores y técnicos sino que, al mismo tiempo, denunció la manipulación de los datos estadísticos en general y, en particular, el de los índices de inflación.
En marzo de 2018 la justicia sebreseyó a Guillermo Moreno en la causa que se le siguió por “manipulación maliciosa” de datos. Sin embargo, la opinión pública no parece haber tomado nota de ese fallo. Tampoco lo hicieron las consultoras privadas ni los investigadores y académicos que, una y otra vez, desestiman la mayoría de la producción estadística nacional en el período cuestionado. Ahí se explica parte de la preocupación de la fórmula F-F.
Con todo, el propósito de la Justicia a la hora de dictar aquel fallo, no fue el de limpiar el nombre del polémico funcionario. Hacerlo en un sentido contrario hubiera significado el reconocimiento de la manipulación de los datos, generando derivaciones de alto impacto. Es que la reestructuración de la deuda defaulteada en 2002 implicó la re emisión de nuevos bonos vinculados a la inflación y al crecimiento del PBI. Una revisión hubiera podido generar una catarata de reclamos de esos acreedores.
Por eso, el mensaje del Frente de Todos tuvo también otro destinatario tácito: el sector financiero que reclamó insistentemente recuperar la “seguridad jurídica”.
La respuesta del gobierno no tardó en llegar desde las mismas autoridades del INDEC. Jorge Todesca, actual director del instituto señaló por la misma vía que “ya tenemos uno que funciona bien. Nos ha costado mucho a todo un equipo reconstruir el desastre que nos dejaron y recuperar un reconocimiento internacional y la credibilidad en las estadísticas públicas».
Con voz propia
La Junta interna de ATE INDEC aprovechó la situación para fijar una posición independiente de ambos sectores. En un comunicado difundido este lunes por su delegado general Raúl Llaneza señalan que “El INDEC está en el centro de las campañas electorales de las dos fuerzas con más chances de disputar la presidencia. Por un lado, Macri se vanagloria de la recuperación del INDEC. Por el otro, Alberto Fernández dice que el INDEC funciona mejor que antes, aunque hablan de la necesidad de un termómetro que funcione bien”.
Ante esta situación, los dirigentes sindicales aseguran: “No nos callamos”. Agregan que “como trabajadores del instituto con diferentes pertenecías políticas e independientes, queremos expresar nuestra posición”.
Allí señalan que “hemos enfrentado con dureza la intervención política del INDEC por parte del gobierno anterior, que se dio, no sólo con la manipulación de los distintos indicadores, sino también con la persecución, despidos y represalias a quienes la denunciamos, llegando incluso a la violencia física. Que quede claro: sin la denuncia sistemática y la lucha de lxs trabajadorxs nucleadxs en ATE, la intervención y subsiguiente manipulación hubiesen pasado poco más que desapercibidas”.
Pero además, los trabajadores apuntaron a la actual gestión señalando que “durante los últimos años denunciamos la precariedad de las condiciones de trabajo en el INDEC, los sueldos por debajo de la canasta de pobreza (el 68% de la planta NO alcanza a cubrirla), los recortes salariales, el acoso y violencia laboral, los despidos y la falta de pase a planta de lxs trabajadorxs en el Instituto”.
En un mensaje directo señalan que “la actual confiabilidad de las cifras más importantes que produce el organismo es mérito de sus trabajadorxs que, a pesar de las adversas condiciones de trabajo, hacemos posible a diario la publicación del IPC, de los indicadores de mercado de trabajo, las líneas de pobreza e indigencia y más”.
Al mismo tiempo insisten en que la actual situación “no quiere decir que no haya mucho por hacer a nivel técnico y tecnológico, ni que se estén produciendo todos los indicadores que la sociedad necesita”.
Por último y ya de manera frontal con la actual gestión denuncian que “no se han revertido las condiciones que en el período anterior permitieron la manipulación y la intervención” que, según puntualizan, parten del hecho de que “el 80% de los trabajadores del INDEC no tiene estabilidad laboral, los sueldos siguen siendo bajísimos, han perdido mucho poder adquisitivo y se complementan con pequeñas sumas repartidas con discrecionalidad”. Además cuestionan que “el director de INDEC es nombrado por el poder político y el Instituto depende del Ministerio de Hacienda”. Para ellos “la precariedad contractual en el INDEC” sirve para “disciplinar a muchxs trabajadorxs, permitiendo abrir la puerta a la intervención política”.
Según otro informe que ellos mismos divulgaron hace pocos días la pérdida del poder adquisitivo del salario para la categoría testigo D0 de un trabajador del INDEC equivale a una cifra acumulada desde noviembre de 2015 a junio de 2019 de $ 198.724.