El ministro de Economía, Martín Guzmán, y varios de los dueños de las empresas más importantes del país se entrevistaron el miércoles en una videollamada que se difundió como un apoyo de la dirigencia privada a la estrategia del gobierno para el pago de los compromisos con acreedores de la deuda.
El apoyo existió, pero después de que los encumbrados hombres de negocios abogaron ante Guzmán por una rápida resolución del tema, en línea con la presión de los acreedores. Además, se pusieron al frente del reclamo por la flexibilización de la cuarentena que se implementa para cortar la circulación del coronavirus, un tema al que otros referentes privados le bajaron el tono en los últimos días a la par del aumento de contagios.
Para lo empresarios, la charla remota con el ministro tuvo un sentido estratégico ya que les permitió dar un paso importante para asegurarse un lugar preferencial en la mesa de negociación en la que se diseñarán las políticas económicas de la pos pandemia, según pudo averiguar Tiempo con fuentes a un lado y a otro del Zoom. Ese paso coincidió con otras gestiones empresariales y sindicales encaradas ante los ministros de Trabajo, Claudio Moroni, y su par de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas.
Los funcionarios también parecen medir su capacidad de convocatoria. Guzmán logró reunir a Paolo Rocca, del Grupo Techint, y a Luis Pagani, de Arcor; al supermercadista Federico Braun y al referente local del Banco Santander, Enrique Cristofani; a Carlos Miguens Bemberg, de Bemberg Holdings, y a Verónica Andreani, referente de la reconocida compañía logística.
Un grupo selecto que junto al propio Guzmán, en su despacho de ministro, integraron también el ex YPF y actual Vista Oil& Gas, Miguel Galuccio, y el politólogo y cura jesuita, Rodrigo Zarazaga, dos piezas claves en la promoción del encuentro junto con el subsecretario de Relaciones Institucionales de la cartera de hacienda, Rodrigo Ruete.
En la antesala, Guzmán venía de dialogar con dos negociadores experimentados como el salteño José Urtubey, elemento importante de la UIA en representación de Celulosa Argentina, y con el empresario cafetero Martín Cabrales, dueño de la marca homónima.
Si bien los empresarios coincidieron en el diagnóstico de Guzmán, fueron claros en el reclamo de una pronta resolución para el tema de la deuda. No se trata de una posición aislada. Miguel Blanco, del Foro de Convergencia Empresarial (FCE) y el instituto IDEA, remarcó a Tiempo días antes que el interés de las empresas es evitar una prolongación del default que afecte las chances de conseguir financiamiento en el exterior después del Covid-19.
El ministro Guzmán reconoció a sus interlocutores la gravedad del cuadro económico y social, y concedió asimismo que las medidas que se tomaron complicaron todo pero se afirmó en el argumento de que el gobierno priorizó la salud.
La versión de fuentes oficiales señala que los empresarios coincidieron pero retrucaron con la crítica a la cuarentena que “está haciendo estragos en los negocios”. Paolo Rocca pidió asegurar un horizonte a futuro y ese reclamo terminó configurando uno de los consensos de la reunión: el compromiso de continuar negociando “líneas de acción a futuro en las que estarán de acuerdo gobierno y empresariado orientadas a la reactivación de la economía”.
Desde esa perspectiva definieron la reunión y su contenido como “muy importante desde lo simbólico”. En la batalla por las alegorías, el empresariado dio un paso importante.
Por lo pronto, después del impacto simbólico, Guzmán tiene expectativas de hacer pie en la economía real y ya empezó a girar por las fábricas. El jueves visitó una de calzado de Mataderos, como informó el portal Letra P, pero la idea, según confiaron contactos a este medio, es seguir caminando los espacios productivos, un terreno que a priori se asocia al ámbito de acción de otro ministerio, pero que en el entorno del funcionario consideran clave para bajar de lo abstracto a lo concreto.