El Banco Central rescindió de manera unilateral el último contrato que tenía vigente con la Casa de Moneda para imprimir los billetes de 1000 y 2000 pesos. La decisión forma parte de una serie de medidas oficiales, como marginar a la Casa de Moneda de las licitaciones para imprimir billetes, que apuntan a vaciar la entidad que, además de los billetes, imprime los pasaportes y las patentes de los autos.

De acuerdo con información interna de la entidad, en la noche del lunes se detuvieron sus máquinas. «El Banco Central de la República Argentina (BCRA) nos ha comunicado la decisión de rescindir los contratos de denominación de $1000 y $2000 que se encuentran vigentes al día de la fecha con Casa de Moneda», dijo el texto interno.

A raíz de esa decisión, «se procederá a detener a partir de las 22.00 todos los procesos productivos referentes a la fabricación de billetes», agregó el texto. Por este motivo, «a todo el personal afectado directamente a dicha actividad productiva, se le dará curso a la utilización de los períodos vacacionales que tengan disponibles», cerró la comunicación interna.

Según se pudo saber, el Banco Central justificó la decisión en “los altos costos” que tendría la Casa de Moneda para hacer su trabajo, junto con los “incumplimientos” de los plazos. Pero además, se dijo que los billetes cuyo contrato se rescindió “ya no eran necesarios” porque “la plaza está bien surtida” a partir de las licitaciones anteriores de billetes de $ 10.000 y $ 20.000 a las que se impidió participar a Casa de Moneda.

El BCRA hizo trascender que los proveedores del exterior, especialmente la firma estatal China Banknote Printing and Minting Corporation (CBPMC), cumplían con los plazos y tenían precios más bajos, aunque admitió que al haber “muchas firmas en el mundo con capacidad sobrante” hay una guerra de precios, incluido dumping que el BCRA acepta sin cuestionar en sus licitaciones y que dejan a Casa de Moneda fuera de competencia.

Tiempo publicó un mes atrás la denuncia de la Federación Gráfica Bonaerense (FGB) en el sentido de que el BCRA había violado su propia reglamentación al convocar a licitaciones privadas y excluir a la empresa nacional.

“La empresa del Estado se encuentra semiparalizada y sin cumplir con sus objetivos básicos y elementales para los que fue creada hace ya casi un siglo y medio”, sostuvo el comunicado del gremio que representa a los trabajadores de la Casa de Moneda de la Planta de Don Torcuato (Ex Ciccone Calcográfica). “Hay dos hipótesis: la quieren vaciar para privatizar o bien el vaciamiento apunta a achicarla a su mínima expresión y así quedar obsoleta”, dijo Matías Velázquez, secretario adjunto de la FGB.

De acuerdo con la información que sale del BCRA, el gobierno tendría en la mira el cierre de la planta de Don Torcuato como primer paso hacia el cierre total de la firma. A principios de octubre, el vocero presidencial, Manuel Adorni, aseguró que se apuntaba a la “disolución” de la Compañía Sudamericana de Valores, que es la razón social de esa planta.

De conjunto, Adorni dijo que Casa de Moneda era “una imprenta estatal con severas ineficiencias” y dijo que tenía deudas por U$S 371 millones, un patrimonio negativo de U$S 78 millones y un resultado bruto negativo de U$S 20,5 millones.

En las dos plantas de Casa de Moneda (además de la de Don Torcuato está la tradicional planta de Retiro) trabajan unas 1.500 personas representadas por la FGB y los sindicatos de empleados estatales ATE y UPCN. Queda por conocer cuál será la respuesta de ese colectivo a este nuevo atropello.