El comienzo de 2022 resultó inquietante para las fintech. A principios de enero, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) determinó que los fondos depositados en cuentas transacionales de las billeteras virtuales permanecerán encajados en un 100% en el organismo, por lo cual el esquema de negocios de la industria actual se verá modificado.
El viernes pasado, el gigante regional Mercado Libre materializó el disgusto con la presentación de un recurso administrativo. Sin embargo, el BCRA mantiene firme la medida porque asegura que «otorga mayor transparencia y seguridad». Las cuentas transaccionales guardan dinero que luego se empleará para compras de bienes.
La autoridad monetaria apunta a una regulación en respuesta al acelerado paso a paso de los pagos en línea y móviles, el dinero digital y las compras online, y el posicionamiento de las billeteras virtuales como medio de pago en Argentina y América Latina, en un contexto de digitalización acelerada por la pandemia.
De acuerdo con los datos provistos por Ignacio E. Carballo, director del Ecosistema de Programas Fintech para América Latina de la Universidad Católica, más de 30 billeteras virtuales funcionan en el país y 12 millones de argentinos tienen una Cuenta Virtual Uniforme (CVU) (código similar al CBU que permite realizar transacciones con este medio). Un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) demuestra que los pagos digitales hasta 2019 (último dato) tuvieron un crecimiento del 3,3% mensual en Argentina y que está comprobada una relación positiva entre el crecimiento del PBI y el uso de estos medios de pago.
Los datos del sector indican que el stock movido por las cuentas transaccionales de las billeteras es de $ 40 mil millones y crece diariamente, incluso estiman que ha tocado el pico de $ 90 mil millones. Son fondos que, a comienzos de 2020, el BCRA había dispuesto que debían mantenerse en un 100% en cuentas bancarias locales en pesos, a la vista y con disponibilidad inmediata. Las billeteras no pueden hacer uso del dinero de los usuarios pero el banco donde se deposita sí, por tener permitido realizar actividades de intermediación financiera. Es así como, cuenta Carballo, las entidades financieras principalmente compraban Leliq con los fondos depositados y generaban una diferencia entre lo que el BCRA le pagaba a la entidad financiera y lo que el banco a la fintech a una tasa de interés dos o tres puntos por debajo de la tasa de referencia del Banco Central.
La flamante regulación del BCRA determina que la totalidad de esos fondos debe estar encajada en el organismo, o sea, no se podrá prestar o invertir. Corta con el flujo de ingresos que proporcionaba el modelo anterior para bancos y billeteras virtuales y generaba anualmente más de $ 10 mil millones en intereses, según estimaciones oficiales. «Ahora no hay incentivo real para que los bancos administren el negocio y compitan entre sí para darles una mejor tasa o servicio tecnológico a las fintech», advierte el especialista.
Por su parte, desde el BCRA explicaron a este diario: «Si el usuario no recibe ninguna rentabilidad por esos movimientos, entonces no les corresponde (a los bancos y a las fintech) tener una ganancia».
El comunicado oficial argumenta que busca «preservar los fondos de contingencias» y «garantizar que estén siempre a disposición de los ahorristas». Además, asegura que la medida «favorece la expansión de los medios de pago digitales». Sin embargo, Carvallo responde que «nadie explica los motivos del cambio ni qué riesgo implicaba la regulación anterior», aunque entiende que se da en un contexto de «reestructuración de la política monetaria» vinculada a la suba de dos puntos porcentuales de la tasa de interés de la Leliq (de 38% a 40% anual). Es importante aclarar que los fondos destinados a las cuentas de inversión que habilitan las billeteras no están alcanzados por la nueva normativa.
Al fin de la semana pasada, Mercado Libre, empresa líder en comercio electrónico, sentó posición al presentar un recurso administrativo ante el BCRA, en el que argumentó que la medida podría desalentar la formalidad en las ventas y que el riesgo de depositar dinero proveniente de billeteras en un banco no es mayor que el que enfrenta un depósito bancario tradicional. Voceros de la autoridad monetaria aseguraron que «se recepcionó y se analizará la presentación», pero aclararon que los medios modernos de pago «carecen de los resguardos legales del sistema financiero» y, por ello, «debe velar por la diferenciación de ese dinero transaccional del activo de las prestadoras de servicios de pago.»
Aunque la compañía de Marcos Galperin aduce pérdidas millonarias, Juan Mendez, director de Ripio, empresa dedicada a la economía digital, advierte que el mayor impacto «recae particularmente sobre las fintech pequeñas y medianas, que destinan la mayor parte de su capital a adquirir nuevos usuarios y ofrecer oportunidades de inversión, pago y créditos atractivas. Además, podría generar presión por comisiones que impacten en la conveniencia o gratuidad del servicio».
Dificultades para operar en los barrios populares
Cinco de cada diez comercios de los barrios populares utilizan billeteras virtuales, según una encuesta de la organización social TECHO y la multinacional financiera Mastercard en 20 barrios populares de diez provincias. «La gente pide pagar con billeteras virtuales e implementamos MODO. Mercado Pago cobra una comisión muy alta y su uso masivo genera exclusión para el que no lo usa. Igualmente, sigue siendo más práctico pagar con tarjeta, porque a veces no se valida el código QR o el celular no tiene conexión o batería», cuenta a este medio Emiliano, coordinador de Almacén Almagro e integrante de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT).
En cambio, Carlos Ciapponi, presidente de la Cooperativa de Agua, Luz y Fuerza (CALF) de Neuquén, comenta que utiliza Mercado Pago desde comienzos de la pandemia, por pedido de los usuarios y la imposibilidad de atender por caja. Asegura que el 20% de la recaudación mensual (cerca de $ 100 millones por mes) ingresa por medio de esta billetera, aunque concuerda en que las comisiones son altas. «Seguiremos apostando a las billeteras virtuales», concluye.