A tres jornadas del cierre del mes, el Banco Central compró divisas en el mercado abierto por un total de U$S 220 millones durante el mes de abril. A pesar del saldo favorable, la cifra es exigua con relación a las expectativas que presagiaban un saldo más amplio por el comienzo de la liquidación de la cosecha gruesa.
Fuentes del mercado que siguen de cerca las operaciones aseguran que el martes, los agroexportadores liquidaron casi U$S 167 millones. De esa cifra, el Central sólo pudo quedarse con U$S 15 millones, ya que el resto fue utilizado para abastecer la demanda por importaciones. En la ronda del lunes, de U$S 261 millones que vendieron empresas de cereales y oleaginosas, la entidad sólo pudo quedarse con U$S 40 millones.
El gobierno cree que la explicación está en el repunte de la actividad económica, que impulsa la demanda de divisas para la adquisición de insumos productivos en el extranjero. Es un argumento similar al que se utiliza para analizar la disminución del superávit en el comercio exterior: de acuerdo a lo informado por el Indec, las compras crecieron a un ritmo más alto que las exportaciones y por eso en el primer trimestre del año el saldo positivo se redujo a U$S 1.394 millones, poco más de la mitad de lo que había quedado en 2021.
Los datos adquieren importancia teniendo en cuenta que la acumulación de reservas por parte del Banco Central forma parte de los criterios cuantitativos y metas indicativas que el gobierno prometió al Fondo Monetario Internacional. En el programa suscripto el mes pasado, se estableció un objetivo de que las reservas del BCRA subieran U$S 5.800 millones a lo largo del año, incluyendo los U$S 3.166 millones extra que el FMI giró como apoyo presupuestario. Si en el primer mes fuerte de liquidación de agroexportadores sólo se suman U$S 220 millones (la cifra podría crecer algo en las últimas tres ruedas), alcanzar el objetivo planteado no parece sencillo.
Para incentivar la liquidación de divisas en el mercado oficial y evitar fugas hacia el paralelo, la autoridad monetaria decidió incrementar el ritmo de devaluación diario. Así, el dólar mayorista, que había terminado febrero apenas arriba de los 107 pesos, finalizó en marzo tocando los 111 y este miércoles abrió por encima de los 115. A pesar de ello, el recrudecimiento de la inflación impide cumplir la meta oficial de que el tipo de cambio se mantenga, en términos reales, en los mismos niveles que a comienzos de año.
A esto se suma que las restricciones a empresas para adquirir dólares complican el normal funcionamiento de la actividad. Esta semana trascendió una carta conjunta de las cámaras que agrupan a terminales de autos, fabricantes de autopartes y el gremio de los mecánicos dirigida al presidente del Banco Central, Miguel Pesce. Allí alertan las dificultades para mantener la relación comercial con sus proveedores del exterior, atendiendo a las limitaciones para poder realizar los pagos en dólares, y advierten que de no haber cambios el resultado será “paradas de producción, suspensión del personal de toda la cadena productiva (aproximadamente unos 80 mil), como así también un impacto negativo muy significativo en las exportaciones y en el índice de la actividad industrial”.