La movilización del pasado 17 de agosto dejó la foto del Consejo Directivo de la CGT encabezándola por la avenida de Mayo hasta el Congreso. En el centro de la primera fila estaban los miembros del triunvirato que integran la Secretaría general juntos, uno al lado del otro.

Esa postal de unidad no se pudo sostener mucho tiempo. El fuerte ajuste del gasto público que anunció Sergio Massa reavivó las disputas latentes al interior de la central. No fueron los recortes en general sobre educación, vivienda y salud los que abonaron a la crispación (la conducción cegetista no se pronunció al respecto), sino el ajuste sobre las transferencias al Fondo Solidario de Redistribución, que se nutre de los aportes y contribuciones que forman parte del salario de los trabajadores y fondea a las obras sociales sindicales para que hagan frente a los reintegros por distintas prestaciones, como los servicios de educación y transporte por discapacidad. La Superintendencia de Servicios de Salud notificó a los gremios que, hasta fin de año, les asignará apenas $ 1500 millones, $ 10 mil millones menos que lo que estaba pautado.

La noticia empujó al sector referenciado en Carlos Acuña, pero liderado por Luis Barrionuevo, a convocar a una reunión a la que, además de los sindicatos alineados al gastronómico, se sumaron Armando Cavallieri, de Comercio, Amadeo Genta, del Sutecba, y dos dirigentes del transporte: Omar Maturano y Roberto Fernández.

Según pudo confirmar Tiempo de fuentes cercanas a esos dirigentes, allí se pusieron sobre la mesa varias críticas a la conducción. Además de la pasividad frente a ese ajuste, se escucharon críticas por la actitud del sector liderado por Pablo Moyano que, en el marco de la marcha del 17 de agosto, realizó un acto propio con oradores a contramano del acuerdo sellado entre los miembros del triunvirato, que habían consensuado un documento para que sea leído en la Plaza de los dos Congresos algo que, finalmente, no ocurrió.

La crítica se hizo extensiva a Héctor Daer y otros referentes de los llamados Gordos y los Independientes que, consideraron, no fueron capaces de poner un límite.

Ese malestar se profundizó cuando, días después, se conoció una declaración en apoyo a la vicepresidenta firmada por el Consejo Directivo de la CGT sin que hubiera mediado reunión de ese organismo.

Transporte

Maturano, de La Fraternidad, y Fernández, de la UTA, ya habían defeccionado de la movilización. Ambos dirigentes arrastran una interna con el sector moyanista que impuso su mayoría en la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) y que los llevó a fracturar la organización para refundar la Unión de Gremios de Trabajadores del Transporte (UGATT). En ese diferendo, Maturano y Fernández evaluaron que la posición prescindente de Daer resultó funcional al embate moyanista que luego desembarcó en la CGT.

Los dos dirigentes apuestan a capitalizar el descontento de los dirigentes barrionuevistas.

Fuentes cercanas a ambos sectores confirmaron a Tiempo que «hay malestar» y que ya se hace referencia a una posible salida de Acuña del triunvirato junto con otros integrantes del Consejo Directivo. Sin embargo, aclararon, «si ese escenario se fuera a desatar, no será una decisión intempestiva sino luego de muchas reuniones entre las partes para buscar un rediseño que permita la convivencia».

En diálogo con Tiempo, dirigentes referenciados con el moyanismo y el kirchnerismo coincidieron en señalar que «en noviembre no se logró la unidad de la CGT sino una lista unitaria, que no es lo mismo».

Con todo, la tensión más grande surge por el ajuste sobre los fondos de discapacidad de las obras sociales, que ofrece un margen para un distanciamiento con el gobierno por parte de sectores que, paradójicamente, representan el ala más conservadora de una conducción ya de por sí reacia a cualquier medida de acción.

La cúpula dejó trascender que ya acercaron un proyecto de decreto para lograr la firma de Alberto Fernández que dispone la restitución de los fondos de las obras sociales sindicales con el que buscarán calmar los ánimos.

Las distintas fracciones del sindicalismo peronista parecen estar dispuestas a acompañar el ajuste, siempre y cuando no toque a sus puertas. «

Cien días de lucha del SUTNA

El Sindicato de Trabajadores del Neumático (SUTNA) anunció el cumplimiento de los cien días del conflicto que sostienen con las cámaras patronales en reclamo de la revisión de la paritaria 2021-22 en la que, además, reclaman el reconocimiento del pago de las horas de trabajo de los días domingos al 200%, tal como lo disponía el convenio antes de su flexbilización en la década del ’90.
El viernes concluyeron 72 horas de bloqueos de las tres plantas situadas en distintos puntos del conurbano (Fate, Pirelli y Bridgestone) luego de realizar más de treinta paros bajo diversas modalidades.
Las cámaras, denunciadas por acciones anti sindicales, lejos de mejorar su propuesta para intentar destrabar el conflicto, decidieron desmejorarla. Los trabajadores denuncian que «las empresas suben el precio de las cubiertas pero no los salarios».