Resuelta la polémica sobre el conflicto de intereses que involucraba a la propia familia del presidente, Mauricio Macri, la empresa aerocomercial Avianca tiene viento de cola, aviones en proceso y hasta un CEO que se permite afirmar que «hay muchos argentinos que no quieren trabajar», entre otras perlas del declaracionismo mediático.
Germán Efromovich, titular de la firma que tiene permiso para operar vuelos a 16 destinos locales y regionales, habló con la prensa y descargó pirotecnia sin filtro. La familia (Macri) vendió una empresa. Y el gobierno tiene que dar las rutas a quien tiene una empresa, si es de la familia o del Espíritu Santo no importa, lanzó el empresario a los periodistas que cubrieron la rueda de prensa.
La frase remarcó la versión oficial que indica que la familia Macri vendió efectivamente su línea aérea, Macair, a Avianca, que volará en el país con el nombre de Avian, pero además apoyó la decisión del gobierno nacional de proceder con una licitación aún cuando los vínculos reales en el mejor de los casos están poco claros. En febrero, luego de que la Administración Nacional de Aviación Civil (Anac) aprobó el plan de negocios de Avianca, se descontaba que los vuelos comenzarían como mucho tres meses más tarde.
Pero empezaron a circular versiones que negaban la supuesta compra de Macair y acusaban una sociedad informal entre la familia del presidente y la firma de origen colombiano. En medio del escándalo la propia Avianca se desentendía de Avian. Una fuente de la empresa negó la relación y atribuyó la propiedad real al grupo aeronáutico internacional Sinergy.
Tan grande fue la crisis que el mismo Macri frenó la autorización por decreto hasta que la Oficina Anticorrupción dictaminase la veracidad de las denuncias. El 9 de Mayo pasado el ente a cargo de la ultraoficialista Laura Alonso desechó las acusaciones contra Macri y familia y el panorama quedó despejado para los vuelos de la empresa y para la reaparición de Efromovich.
El empresario hizo gala de un perfil provocador. Aseguró que hay herencias antiguas y muchos malos argentinos que están acomodados a mamar del pecho de la vaca que se llama gobierno en cuanto los otros trabajan. Y agregó que a esos no les interesa el cambio porque no quieren trabajar, quieren acomodarse.
El titular de Avianca no ahorró conceptos en tren de blanquear una operación que sigue bajo sospecha. Se compró una empresa (Macair) que tenía una licencia, una posición en Aeroparque y hacia rutas regionales. Nosotros la hicimos crecer y la transformamos en una empresa que da lo que faltaba en Argentina, afirmó. Y, en ese contexto, sumó elogios para el clan Macri cuando reconoció que para nosotros (por Avianca) sería una honra que las empresas del grupo Socma fueran socios nuestros. Lo diríamos. No hay ningún pecado en ser socio de una empresa, ni habría cómo tener beneficios del Estado porque nosotros no construimos carreteras, ni túneles ni puentes.