Casi medio millón de personas sufrieron los cortes de electricidad en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano en los últimos diez días. Fueron más de 100 mil hogares, usuarios de las distribuidoras Edenor y Edesur que se quedaron sin suministro; algunos, durante varios días (al cierre de ayer, había más de 20 mil hogares sin servicio). En paralelo, ambas empresas gozan de los multimillonarios beneficios de la Revisión Tarifaria Integral, que aumentó los valores de las facturas en más del 3000% desde la asunción de Mauricio Macri.
Según datos recogidos por la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), Edenor cerró el balance del tercer trimestre de 2018 con una ganancia acumulada que superó los 3000 millones de pesos, mientras que Edesur hizo lo propio en $ 720 millones, a pesar de la retracción general del resto de sectores de la economía.
Santiago Fraschina, director de la carrera de Economía de la UNDAV, explicó a Tiempo: «Edesur y Edenor son los grandes ganadores. Pertenecen en parte a Marcelo Mindlin y Nicolás Caputo, amigos del presidente Mauricio Macri, que aumentaron en gran medida la rentabilidad. Es una fenomenal transferencia de ingresos de toda la población». Para Fraschina, «no sólo se ve afectado el sector residencial, sino también el productivo. Las pequeñas y medianas empresas están sufriendo una enorme cantidad de cierres. Estamos viviendo una nueva ola de desindustrialización de la economía argentina. Con el agravante de que las pymes representan el 75% de los puestos de trabajo, lo cual nos lleva a una crisis de empleo como la de los ’90. Ya estamos por llegar a una tasa de dos dígitos de desocupación».
Durante la gestión Macri, la tarifa de la luz «subió 3624%», lo cual «va acompañado con los otros servicios: gas natural aumentó 2400%; agua corriente, 1025%», repasó el especialista, quien además consideró los efectos secundarios del tarifazo en la economía argentina: «Al ser servicios inelásticos, te quedan menos ingresos para consumir. Esto explica en parte la enorme caída del consumo. Esto afecta la competitividad de los sectores productivos. El gobierno siempre está muy preocupado por la competitividad de las empresas, pero sólo coloca al salario de los trabajadores como variable de ajuste».
Eduardo Mirabelli, vocero de Edenor, dio a Tiempo su punto de vista y diferenció la eficiencia de las concesionarias: «El martes 22 (pico de calor en enero) en Edenor hubo un poco más de cortes; un 10% más que el día anterior y posterior. No tuvimos piquetes ni cortes prolongados ni conflictos callejeros. El sistema funcionó bien. Todos los cortes se resolvieron en un promedio de dos horas. Algunos, en 10 minutos; otros, en 4 horas». Los datos publicados diariamente por ambas compañías y que reproduce el Ente Regulador de la Electricidad (ENRE) refuerzan esta diferencia: Edesur suele tener muchos más cortes que Edenor, todos los días. Con todo, ambas compañías tienen cientos o miles de cortes a diario.
Marcos Rebasa, director del Observatorio de Tarifas (OTA) de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), puso en tela de juicio la cantidad de cortes: «Los cortes comunicados por el ENRE son relevados por las propias distribuidoras. El organismo controlador no tiene un sistema propio de detección. Cómo va a ser creíble esa información, si la fuente son las propias distribuidoras. No hay un parámetro creíble». Para Rebasa, «es tal el grado de desinversión y de falta de mantenimiento que no existe un límite de temperatura soportable por el sistema porque no hay mantenimiento».
Mirabelli aseguró que «desde el inicio de la Revisión Tarifaria Integral, las inversiones se realizan a un ritmo de 6000 millones de pesos por año y así continuará hasta 2021. Las mejoras las puede notar hasta el observador menos especialista. Sólo considerando los veranos, desde 2016 hasta hoy, tanto la frecuencia como la duración se redujeron más del 50 por ciento».
Según Rebasa, «la RTI supone inversiones, pero no se sabe si las hacen porque el ENRE está acostumbrado a un criterio desactualizado, que es el control por resultados. Si hay fallas, el ENRE penaliza con multas económicamente absurdas para los números que manejan estas compañías. Se necesita un fuerte plan de inversiones de cinco años».
Tarifas versus salarios
Fraschina, de la UNDAV, remarcó: «En 2015, las tarifas representaban el 6,1% del Salario Mínimo Vital y Móvil. En 2019, ya representa el 26%. A nivel regional, en esta comparación con Salario Mínimo, Argentina estaba en el último escalón. Hoy, se encuentra segundo, sólo por detrás de Venezuela. Esto demuestra que es desmesurado el aumento. El argumento principal del gobierno es que las tarifas estaban muy bajas. Pero hoy estamos por encima de casi todos. El único país que está por encima nuestro país se encuentra en plena crisis hiperinflacionaria».
Mirabelli, por su parte, fue contundente al afirmar que «aún con los aumentos, las tarifas eléctricas siguen siendo las más baratas del país. Es una realidad objetiva». Tiempo intentó comunicarse con Edesur, pero sin éxito.
Mientras tanto, el ENRE actúa como sujeto tácito: está, pero no está. La entidad encargada del control de las empresas del sector, está comandada por Andrés Chambouleyron, ingeniero doctorado en Texas que supo abogar en contra de Argentina para firmas extranjeras y que fue luego el ideólogo de los tarifazos, en su paso por el otrora Ministerio de Energía conducido por Juan José Aranguren. Como presidente del ENRE, ante estas crisis de cortes, se llamó a silencio.
Desde el oficialismo, se pronunció de forma crítica Elisa Carrió. «Lo peor de Edenor y Edesur es que, además de que hicieron aumentos que a esta altura no se justifican, ni siquiera te atienden el teléfono», se quejó. Por su parte, el secretario de Energía Gustavo Lopetegui envió una carta a las empresas concesionarias en la cual justificó los cortes y les pidió «que refuercen sus canales de atención al cliente».
Fraschina consideró que «no hay proceso posible de industrialización en Argentina con comida y energía caras. Son las dos cosas que más aumentaron con el gobierno Macri, junto con los medicamentos. Los números relativos al pago de las tarifas de los servicios públicos aumentaron 45,2% más que la inflación general, que ya es alta».
Rebasa advirtió: «Sería prudente una auditoría pública para Edenor y Edesur, para conocer con rigor qué hacen y qué no».
A partir del viernes último, la tarifa de luz aumentó un 26% promedio, con picos de 32 por ciento. El aumento corresponde al precio de la generación de energía, dispuesto por la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa). Luego, habrá otras subas relativas al transporte y distribución. En marzo, Edenor y Edesur recibirán un incremento del 14%; en abril, un 4% y en agosto, otro 4 por ciento. Sus ingresos nuevamente le ganarán a la inflación. «
Garrafas y transporte
Los aumentos en las tarifas de energía eléctrica no son los únicos que afectarán a la población en este febrero recién comenzado. Por ejemplo, el gas envasado para los sectores de menores recursos y que no están conectados a la red: la garrafa social subió un 37% y desde el viernes cuesta $ 295. El gobierno subsidiará a los compradores con $ 152: la diferencia correrá por cuenta del público.
También aumentó un 5% la medicina prepaga. De acuerdo a lo acordado por las empresas prestadoras con el gobierno, la cuota de los planes de salud fue ajustada en un 5%. En 2018 hubo cinco aumentos que totalizaron más del 40 por ciento.
El transporte público, por su parte, aumentará por segunda vez en el año a partir del viernes 15. El boleto mínimo de colectivos en el área metropolitana subirá 10% y costará $ 16,50. Es el mismo valor que tendrá el viaje en subterráneo desde ese día (subirá 1 peso). También aumentarán los pasajes en ferrocarril: el mínimo en las líneas Mitre, San Martín y Sarmiento será de 11,25 pesos.