Alberto Fernández fue enfático al indicar cuáles serán sus prioridades inmediatas. El flamante presidente remarcó una y otra vez que existe una “emergencia social” y que las soluciones a los múltiples problemas sociales y económicos de la nación deben empezar por “los últimos, para después poder llegar a todos”.

Con todo, también le dio espacio al que puede ser su proyecto estratégico: la conformación por ley de un Consejo Económico y Social que “será el órgano permanente para diseñar, consensuar y consagrar un conjunto de políticas de Estado para la próxima década”.

Fernández indicó que su propuesta económica apuntará a “recuperar un conjunto de equilibrios sociales, económicos y productivos que hoy no tenemos”.

Si bien no profundizó en medidas concretas, el presidente esbozó algunas de ellas de cara a atacar la emergencia social. Otras, muy comentadas en los días previos a la asunción, no fueron mencionadas.

Emergencia

El presidente aseguró que “más de 15 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria en un país que es uno de los mayores productores de alimentos del mundo”, situación que caracterizó de “catástrofe social”.

En ese cuadro, Fernández aseguró que “la primera reunión oficial de nuestro gobierno consistirá en un encuentro de trabajo sobre esta prioridad, el Plan Integral Argentina Contra el Hambre”.

Este plan reúne a un amplio espectro de organizaciones sociales y empresarias, además de personalidades, con el objetivo declarado de eliminar el hambre en la Argentina.

Según los datos de la Universidad Católica conocidos la semana pasada, en la Argentina sobreviven 3,6 millones de personas indigentes, es decir, que no tienen los ingresos suficientes como para sostener una alimentación adecuada.

Fernández también habló de un “Nuevo Contrato de Ciudadanía Social” y de “Acuerdos Básicos de Solidaridad en la Emergencia”, en ambos casos para graficar la idea de que su gobierno impulsará los acuerdos entre el Estado, los empresarios, los trabajadores y los diversos movimientos sociales existentes.

Sin aumentos

En las semanas previas a la asunción, Fernández había anunciado una suba de ingresos de emergencia, destinada a las personas con ingresos bajos: jubilados que cobran la mínima, asalariados que cobran el salario mínimo, vital y móvil, y beneficiarios de planes sociales. Sin embargo, en su discurso inaugural Fernández no avanzó en este terreno. En cambio, sí dijo que habrá créditos “no bancarios” a tasas bajas para paliar la situación de las familias y las pymes endeudadas. En el sector financiero consideraron que la única forma que tiene el Estado de implementar una política así es por medio de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses). De ser así tendría algo de paradójico ya que Fernández criticó el sentido de esos créditos porque los jubilados los tomaron para pagar sus medicamentos, como dijo en su discurso.

Fernández tampoco mencionó qué hará con las tarifas de los servicios públicos. Durante la campaña electoral habló de pesificar las tarifas, aunque sin abundar en la forma cómo lo llevaría adelante.

Empleo

Fernández anunció dos medidas respecto del empleo. La primera apunta a que las 300 mil personas beneficiarias del Salario Social Complementario (SSC) “puedan insertarse en el mundo laboral y cobrar por su trabajo”.

El gobierno de Mauricio Macri ya había intentado lo mismo por medio del “plan empalme”, que a pesar de los beneficios que otorgó a las empresas que se decidían a incorporar a beneficiarios del SSC, apenas logró que un puñado de miles de personas pasase a revistar en un empleo registrado.

El segundo anuncio fue la creación de un programa de empleo para los jóvenes. “Debemos garantizar el derecho al primer empleo a través de becas solventadas por el Estado para que jóvenes se capaciten y trabajen en empresas, pymes, organizaciones sociales y de la economía popular y la agricultura familiar”, detalló el mandatario.

Presupuesto

Fernández denunció al proyecto de Presupuesto 2020 elaborado por la Jefatura de Gabinete de Marcos Peña. “He decidido que no le daremos tratamiento parlamentario al Presupuesto Nacional proyectado por el gobierno saliente para el ejercicio 2020. Sus números no reflejan ni la realidad macroeconómica, ni las realidades sociales, ni los compromisos de deuda que realmente han sido asumidos”, observó.

Con todo, no aclaró cómo manejará el aspecto presupuestario en los primeros meses de su gobierno. La semana pasada circularon versiones sobre una prórroga del actual presupuesto, a la que se le añadiría una ley de emergencia económica, que le daría al Poder Ejecutivo poderes para la gestión de la economía. Fernández no mencionó ninguno de esos dos temas.

En cambio, sí adelantó que el presupuesto podrá encararse tras una serie de acciones que llevarán un tiempo en ejecutarse. “Un presupuesto adecuado solo puede ser proyectado una vez que la instancia de negociación de nuestras deudas haya sido completada y, al mismo tiempo, hayamos podido poner en práctica un conjunto de medidas económicas, productivas y sociales para compensar el efecto de la crisis en la economía real”, dijo.

Deuda pública y FMI

Fernández caracterizó que, por su debilidad, la Argentina es “rehén de los mercados financieros internacionales” y agregó que “necesitamos aliviar la carga de la deuda para poder cambiar la realidad”. En ese sentido, indicó: “Quiero que todos comprendamos que el gobierno que acaba de terminar su mandato ha dejado al país en una situación de virtual default. Por momentos siento estar transitando el mismo laberinto que nos atrapó en 2003 y del que pudimos salir con el esfuerzo del conjunto social”.

Fernández repitió uno de sus eslóganes de campaña que, a su vez, forma parte del acervo kirchnerista que plantea crecer para pagar deudas. “Vamos a encarar el problema de la deuda externa. No hay pagos de deudas que se puedan sostener si el país no crece. Tan simple como esto: para poder pagar, hay que crecer”.

Respecto del Fondo Monetario, Fernández apuntó que buscará “una relación constructiva y cooperativa”, al igual que con el resto de los acreedores. “Resolver el problema de una deuda insostenible que hoy tiene Argentina no es una cuestión de ganarle una disputa a nadie. El país tiene la voluntad de pagar, pero carece de capacidad para hacerlo”, afirmó.

El presidente eximió al FMI de una de las acusaciones que le formuló en la campaña electoral: el organismo multilateral de crédito aceptó prestarle a la Argentina para facilitarle la reelección a Macri. Sí apuntó contra los acreedores privados: “Tomaron un riesgo al invertir en un modelo que ha fracasado en todo el mundo una y otra vez”.

 “Seriedad en el análisis y responsabilidad en los compromisos que se asumen para que los más débiles dejen de padecer. Bajo esas premisas asumiremos toda negociación de nuestra deuda”, concluyó Fernández.

Plan integral

El presidente también habló de la construcción de un “plan integral” económico, que se conocerá próximamente. “La consistencia integral de lo que proponemos en materia de todas las variables del plan -precios, salarios, tarifas, tipo de cambio, aspectos monetarios, fiscales y sociales-, serán explicitadas en los próximos días, convocando a todos los sectores involucrados”, indicó.

Fernández agregó que “el plan macroeconómico que perseguimos es una pieza central pero no aislada de un Proyecto Nacional de Desarrollo que comprende múltiples áreas interrelacionadas. Vamos a trabajar de manera simultánea en nuevos ejes para transformar nuestra estructura productiva, con políticas activas que den cuenta del cambio tecnológico vertiginoso que enfrentamos, de la inter-relación entre industrias, recursos naturales y servicios”.