El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, partieron en la noche del martes rumbo a Washington. Formalmente, van a participar de la Asamblea Anual conjunta del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que se realiza todas las primaveras boreales en Washington, la capital de Estados Unidos. De fondo, van a cumplir con una agenda delicada que tiene por objeto negociar con el FMI la posibilidad de flexibilizar el déficit 0.
De acuerdo con la agenda oficial, Dujovne y Sandleris se reunirán con David Lipton, el número dos del FMI, el sábado 13. Antes, mantendrán encuentros con algunos de los miembros del Directorio. Interesa especialmente la posibilidad de una reunión cara a cara con Adam Lerrick, el representante de EEUU. Un respaldo de Lerrick a la propuesta argentina sería de gran valor para el objetivo de los funcionarios argentinos.
Lerrick ha jugado hasta ahora un papel favorable a la administración Cambiemos. Ante las consultas de su gobierno, respaldó el año pasado el pedido inicial argentino de lograr un acuerdo con el FMI y, posteriormente, dio su visto bueno a la ampliación.
En los primeros años de la década pasada Lerrick era el representante del grupo de acreedores ABRA, que reclamaba por el pago integral de los bonos argentinos en default, junto a Argentina Task Force, entre otros grupos.
Qué pedirán
Dujovne y Sandleris apuntan a ampliar el margen de acción del déficit fiscal. De acuerdo con el último Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), los analistas esperan un déficit fiscal en torno al 0,4% del PBI. Si ese número se confirmara (y se suele decir que el REM suele ser conservador en sus pronósticos), el gobierno debería pedir un waiver al FMI para que le permita un déficit que sería una décima de punto porcentual del PBI mayor al permitido. Cada décima de punto porcentual representa unos 20 mil millones de pesos.
Es que el FMI sólo permitiría un déficit del gasto primario (sin contar el pago de intereses de la deuda pública) del 0,3% de PBI, y –además- todo ello destinado al gasto social.
Por otro lado, crece la presión dentro del gobierno para que impulse, vía el gasto público, iniciativas que muevan la economía al menos en los meses de campaña electoral. Eso está fuera del libreto firmado con el FMI.
El ministro Dujovne mantendrá el jueves reuniones con inversores y tendrá una cena de trabajo del G20. El viernes participará de una reunión de representantes del G20 y mantendrá encuentros bilaterales con sus pares de Brasil y Arabia Saudita. El domingo, será parte del Fiscal Forum. Allí, la estrella será Christine Lagarde, quien quizá le dedique algunos párrafos a la política de ajuste fiscal de Argentina que este año debería llegar al equilibrio fiscal desde un déficit del 2,66% del PBI. Algo que muchos consideran inalcanzable.