Los casi 3.900 millones de dólares que el Fondo Monetario Internacional girará en los próximos días –producto de la aprobación de la nueva revisión técnica– no alcanzarán para afrontar los vencimientos de Argentina con ese mismo organismo en los próximos dos meses. Por esa razón, el gobierno deberá apelar a las reservas del Banco Central para cumplir con los compromisos pactados.
El desembolso fue confirmado el último lunes por la entidad a través de un comunicado. «El personal técnico del FMI y las autoridades argentinas han llegado a un acuerdo a nivel de personal técnico sobre la segunda revisión bajo el acuerdo SAF (de facilidades extendidas) de 30 meses de Argentina. El acuerdo está sujeto a la aprobación del Directorio Ejecutivo del FMI, que se espera se reúna en las próximas semanas”, se señaló. La declaración fue emitida en simultáneo con la reunión que la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, mantuvo con Alberto Fernández en el marco de la visita del presidente argentino a los Estados Unidos para participar de la asamblea de las Naciones Unidas.
Sin embargo, ese dinero no será suficiente para compensar el que deberá abonar Argentina hasta la próxima remesa. Para esta semana hay fijados dos pagos de capital por U$S 890 millones y U$S 1.718 millones. A ello se suma otro en la primera semana de octubre por U$S 1.262 millones y otros dos a lo largo de ese mes por U$S 631 millones y U$S 663 millones.
Todos estos compromisos suman U$S 5.164 millones, por lo que los U$S 3.885 millones que se esperan recibir apenas el directorio apruebe la revisión hecha por el staff técnico no serán suficientes. Los valores a percibir y a pagar pueden tener leves modificaciones según los cambios en la cotización de los derechos especiales de giro (DEG). Esa es la unidad de cuenta con la que el FMI realiza sus operaciones y su valor surge de una canasta de monedas en la que están involucradas el dólar, el euro, la libra esterlina y el yen japonés; en la actualidad, la cotización de esa moneda virtual es de 1,295 dólares. El acuerdo con Argentina, por ejemplo, fue cerrado en 31.914 millones de DEG.
La diferencia saldrá de las reservas del Banco Central, fortalecidas en los últimos días por la liquidación de agroexportadores a través del régimen diferencial conocido como “dólar soja” que aportó unos U$S 3.500 millones en los primeros 20 días de septiembre.
El descalce entre los ingresos y egresos del trimestre resulta llamativo, siendo que el programa con el FMI se diseñó justamente para que el país tuviera liquidez para devolver el dinero comprometido. Sin embargo, tiene una explicación: al diseñar el nuevo cronograma, los entonces negociadores argentinos (el exministro de Economía, Martín Guzmán, y el representante argentino en la entidad, Sergio Chodos), pidieron que el primer desembolso superara las necesidades de ese trimestre para formar un colchón de reservas para el BCRA. La diferencia se iría descontando en los sucesivos tramos. Esos giros por encima de las necesidades del período se repetirán en diciembre y también a fines de 2023, para que la entidad tenga suficiente respaldo para atravesar meses en los que por cuestiones estacionales la liquidación de exportaciones deja menos divisas.
El desembolso del FMI será el tercero de los diez que fueron pactados en el acuerdo de facilidades extendidas sellado en marzo de este año y que se ejecutarán cada tres meses, previa aprobación de una auditoría sobre el cumplimiento de metas fiscales y monetarias. El objetivo de ese programa es que el gobierno tenga plata para pagarle a la entidad los U$S 44 mil millones que desembolsó entre 2018 y 2019, en el stand by concedido al gobierno de Mauricio Macri. Ese virtual refinanciamiento significa que el cronograma de pagos original que preveía amortizaciones entre septiembre del año pasado y julio de 2024 quedó en los hechos reemplazado por otro que recién arrancará en 2026.