Se acabó el veranito de la actividad económica. El INDEC informó este miércoles que en marzo el pulso de la economía se debilitó respecto de febrero. El gobierno usaba este indicador, la comparación contra el mes anterior, para asegurar que “lo peor de la crisis ya pasó”. Es el mismo argumento que usó recientemente el FMI.
El organismo estadístico dio a conocer que la actividad económica cayó un 1,3% en la comparación entre marzo y febrero. Este dato contrastó con los tres anteriores que fueron positivos: en diciembre creció un 0,4% contra noviembre; en enero, un 0,5% versus diciembre; y en febrero, un 0,1% respecto de enero.
De todas formas, el optimismo oficial contrastó siempre con estos datos flacos de crecimiento económico, más cercanos al error estadístico que a un movimiento ascendente de la producción y el consumo de servicios.
De no ser por este relato del gobierno, el dato relevante sería otro: que la actividad económica de marzo fue un 6,8% menor que la del mismo mes de 2018. Se trata del décimo primer mes consecutivo de caída del pulso económico. La economía se achica a pasos acelerados.
Según el INDEC, este es el peor marzo económico de todos los que transcurrieron durante el gobierno de Mauricio Macri.
De los 15 sectores en los que el INDEC divide la actividad económica, cinco mantienen una tendencia al derrumbe: la industria; la producción de electricidad, gas y agua; el comercio mayorista y minorista; la intermediación financiera; y los servicios comunitarios, sociales y personales.
Respecto de la industria, el INDEC informó que acumula 11 meses consecutivos de caídas en la comparación interanual (mismo mes del año anterior). Y al igual que en el caso de la actividad económica, la industria retrocedió en marzo respecto de febrero, con lo que rompió un bimestre de crecimiento intermensual -que también agitó el gobierno nacional como parte de eso de que lo peor ya pasó.
El derrumbe de la intermediación financiera refleja la parálisis del crédito al sector privado, tanto a empresas como a las familias a partir de las tasas de interés por las nubes que puso en vigor el Banco Central como parte de su política de astringencia monetaria a fin de evitar saltos en la cotización del dólar. La consecuencia es que no hay demanda de préstamos –el corazón de la intermediación financiera- y la recesión golpea con fuerza.
En cambio, la actividad agropecuaria en marzo mejoró respecto de los registros de los mismos meses de los tres años anteriores. Es muy probable que este envión, vinculado a las cosechas de maíz y soja, se prolongue por tres meses más. La actividad agropecuaria tiende a perder peso en la economía en el segundo semestre. Con la industria, el comercio y las finanzas por el piso (y la construcción con niveles muy bajos), los pronósticos no son favorables.
La consultora Ecolatina indicó que el segundo trimestre (abril-junio) estará marcado por el crecimiento de la actividad agropecuaria y por la caída del consumo, a lo que deben sumarse los efectos de las tasas de interés elevadas y la incertidumbre política. “Por lo tanto, el shock positivo del campo se diluirá y la actividad tendrá dificultades para continuar la eventual recuperación en la segunda mitad del año”, observó.