En marzo, por noveno mes consecutivo, la inflación fue el problema más importante para los argentinos. El dato es de la consultora Gustavo Córdoba y Asociados y habla de un malestar transversal a todos los estamentos sociales. Para los sectores bajos y medios, la inflación amenaza la alimentación y las necesidades básicas. Para empresarios y segmentos altos de la pirámide, enfría las inversiones y abona una conflictividad social que siempre es mala noticia para las clases dirigentes. El malestar de los sectores más favorecidos de la sociedad, aliados naturales de Mauricio Macri, creció en los últimos tiempos en paralelo a la crisis y a la cada vez más evidente esterilidad del gobierno para resolverla. El jueves, el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, experimentó la tensión de los hombres de negocios en un encuentro en la sede porteña del Rotary Club.
Antes, en una entrevista en Radio Mitre, el funcionario dijo de los dirigentes de empresas: «De alguna manera avalan convenios, costos extra salariales mucho más altos y después quieren que el sector público les dé rebajas en algunos temas o subsidios en algunos sectores». Aclaró que no cree que los empresarios sean los responsables de la inflación, pero eso no le alcanzó para evitar la respuesta que lo esperó horas más tarde como un plato frío en la tradicional entidad privada.
Después de hablar al auditorio, el ministro aceptó las preguntas de rigor. Sus respuestas rondaban la idea de reconocer la crisis como un paso circunstancial inevitable en el camino hacia un futuro de prosperidad. Iba a contestar sobre los despidos en el sector privado cuando un empresario le gritó desde una mesa con más espontaneidad callejera que ortodoxia protocolar: «¡Eso es puro piripipí!». El funcionario acusó el golpe y contestó: «Es más que piripipí. Hay que tener el objetivo de saber hacia dónde hay que ir». La incomodidad era irremontable, pero el ministro terminó de responder todo lo que le preguntaron. Reconoció que «las tasas afectan pero estamos estabilizando la macro»; concedió que «la incertidumbre política juega e impacta pero no pensamos que será permanente en el tiempo». También admitió que «puede ser que el gobierno subestimó la inflación» pero apuntó que la política «actuó sobre el déficit fiscal y la emisión monetaria».
El tema que no generó polémica fue el de las paritarias. Sica remarcó que «hay plena libertad de negociación», y rechazó la propuesta sindical de firmar acuerdos trimestrales para contener la pérdida de salario. Ningún empresario objetó esa declaración que el ministro defendió a favor de la «competitividad de los mercados». «