El martes pasado el Ministro de Salud de la Nación lanzó por enésima vez el proyecto de Cobertura Universal de Salud (CUS) en la localidad de Guaymallén, Mendoza, proyecto que ya había lanzado en la misma provincia hacia fines del 2016. La CUS fue presentada en marzo del año pasado como una de las políticas sustanciales de la gestión ministerial ante el Consejo Federal de Salud (CoFeSa).
En abril del 2016 se firmó la Resolución 475/16 invitando a las provincias a participar del proyecto, y en agosto de ese mismo año el presidente Macri lo anunció estableciendo por Decreto PEN (908/2016) la CUS.
El nuevo re-re lanzamiento se hace ahora con el anuncio de la provisión de 120.000 tarjetas identificadoras para personas sin cobertura formal de salud.
La actual gestión recibió un Ministerio de Salud con condiciones objetivas para la implementación de la estrategia de CUS. Programas Nacionales en funcionamiento y con recursos: Programas de financiamiento Internacional (SUMAR, FESP, Redes, Remediar) en pleno desarrollo y financiación, recurso humano formado y con experiencia, y el inmediato consenso de los Ministerios de Salud provinciales que manifestaron su prácticamente unánime adherencia a la estrategia de CUS.
Condiciones necesarias para dar inicio a una política de estado en salud, cimentada sobre la base de los logros obtenidos luego de la debacle del 2001 que había dejado el sistema público en terapia intensiva.
A casi dos años de gestión, la impresión es que esa oportunidad se ha perdido. Una muestra es que apenas la mitad de las provincias han adherido a la CUS y que, al día de hoy, solo vuelve a repetirse que se realizará una prueba piloto en una localidad mendocina con la distribución de tarjetas identificadoras. Pero pueden repasarse brevemente otras contradicciones de la gestión:
1. Medicamentos: La provisión de medicamentos esenciales es un punto central en la estrategia de CUS. Bien lo sabe el Ministro de Salud, con una vasta y sólida experiencia sanitaria, por lo que a principios de su gestión anunció el fin del programa Remediar para cambiar la fuente de financiamiento y solventar el gasto de medicamentos con recursos del Estado Nacional, a fin de garantizar su sustentabilidad. Sin embargo, en los hechos, ocurrió todo lo contrario: las licitaciones se demoraron, la provisión de medicamentos bajó drásticamente, el vademécum no se actualizó y la lista de productos que se provee se redujo a prácticamente la mitad. Se disminuyeron o suspendieron los cursos de capacitación y finalmente se desplazó a los profesionales técnicos encargados del programa reemplazándolos por personal proveniente de otras áreas sin formación académica ni experiencia técnica para tratar adecuadamente un tema tan sensible como la provisión de medicamentos esenciales. Arreciaron los reclamos desde las provincias.
2. CUS demanda el fortalecimiento de los sistemas de salud locales, condición primordial para su implementación. Sin embargo, el Ministerio dejó caer el FESP (Funciones Escenciales de Salud Pública) único programa destinado al fortalecimiento Institucional con financiamiento del Banco Mundial y responsable del diseño de una herramienta de diagnóstico para comprender en qué situación se encuentra cada provincia para la implementación de la CUS. Se escuchan quejas de muchos ministros por la falta de acompañamiento del Ministerio de Salud de la Nación en la solución de sus déficit de infraestructura, equipamiento y recursos humanos. Asimismo se descuidaron otros programas, como el SUMAR, que aporta recursos económicos e insumos a las provincias, y no termina de consolidarse el programa de Enfermedades Crónicas no Transmisibles (actualmente llamado Proteger) que también destina importantes recursos económicos a los ministerios de salud provinciales.
3. Los Recursos Humanos capacitados son también un elemento muy importante para la implementación de la CUS. Sin embargo, durante esta gestión se ha producido una permanente sangría de profesionales formados y con probada experiencia, se han limitado o suspendido cursos de capacitación para las provincias y se ha reducido notablemente la cantidad de recursos humanos financiados por el Estado Nacional.
4. La existencia de una sólida Agencia de ETS es también fundamental para la CUS. Los países que cuentan con algún sistema universal de cobertura cuentan con Agencias de ETS consistentes. El ejemplo más acabado es el Seguro de Salud Británico y su NICE (en inglés Instituto Nacional de Salud y Atención de Excelencia). Sin embargo, y a pesar de que existe consenso para su creación, aún no se cuenta con dicha agencia (AGNETS) para la adecuada evaluación de los procedimientos e insumos que se incorporaran a las prestaciones de la CUS, imprescindible para sostener un sistema solidario con equidad.
5. La implementación de una historia clínica digitalizada es otro de los elementos claves para la CUS. Muchas provincias, ya sea con desarrollos propios o adquiridos, han avanzado notablemente en su implementación. Sin embargo, se ha optado por realizar el proyecto piloto en una provincia en la que la implementación de la historia clínica digital se encuentra en un nivel sensiblemente menor, decisión difícil de explicar técnicamente y que se sustenta más en simpatías políticas que en realidades sanitarias.
La cuestión a dilucidar es si esta conducta errática se debe a una gestión deficitaria (cabe recordar que, al menos en lo que trascendió públicamente, las falencias de gestión ocasionaron la salida del viceministro a fines del año pasado) o a la decisión de disimular, con anuncios que finalmente no se concretan, la intención final de realizar un recorte en el presupuesto destinado a la Salud.
La respuesta está en manos del propio Ministerio de Salud.
La simple distribución de 120.000 tarjetas identificadoras, en caso de que finalmente se concrete, por sí sola no constituye ningún avance sustancial hacia la implementación de la CUS, sino que acabará siendo parte del problema, al generar mayor confusión en la población. Sin el cumplimiento de las condiciones esenciales para su implementación, un nuevo relanzamiento de la CUS, a apenas 20 días de una contienda electoral, se parece más a un argumento de marketing político que a una política pública de salud.