La renuncia de José Luis Sureda a la Secretaría de Recursos Hidrocarburíferos puso de relieve la tensión que existe en las filas del gobierno y entre las empresas petroleras sobre la política que lleva adelante el gobierno para el sector, cuyo centro está en el yacimiento de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta, en Neuquén. Además, el portazo de Sureda sucedió en el mismo momento en que se conoció que existen negociaciones firmes entre YPF y Shell para la compra de las estaciones de servicio y la refinería de la empresa angloholandesa por parte de la firma nacional. Esta operación agrega nuevas tensiones.
En una entrevista con Radio con Vos, Sureda explicó que su renuncia obedecía a que el ministro de Energía, Juan José Aranguren, no se enfocaba en el desarrollo de Vaca Muerta y, por el contrario, impulsaba una serie de iniciativas contradictorias entre sí, como la facilitación para el ingreso de petróleo y gas importado o el desarrollo de las energías renovables, los que implican fuertes desembolsos estatales en inversiones y subsidios.
Sureda reclamó no solo el desarrollo a fondo de Vaca Muerta, sino también el respaldo a las empresas que extraen petróleo y gas en las demás cuencas productoras, con especial foco en la Austral (Santa Cruz), la del Golfo de San Jorge (Chubut y Santa Cruz) y la Noroeste (Salta).
La intención de compra de las estaciones y la refinería de Shell por parte de YPF se inscribiría en esta pelea. La petrolera nacional mixta podría enfocarse también en el desarrollo de sus campos en Vaca Muerta y no destinar U$S 1000 millones a incrementar su presencia en un negocio, el de despacho de combustibles, del que ya es líder. En el sector energético se especula con que el interés de YPF podría tener que ver con la intención de bloquear el arribo de nuevos competidores en ese segmento o el fortalecimiento de los actuales. Sureda fue directivo de Pan American Energy, dos de cuyos dueños (Bridas y la china Cnooc) compraron las estaciones de servicio de Esso, las que ahora se conocen como Axion; esta marca podría crecer con la adquisición de las estaciones y la refinería de Shell. En ese escenario, la partida de Sureda sería la respuesta a ese bloqueo. El ministro Aranguren fue CEO de Shell Argentina.
Quienes opinan así apuntan a las decisiones de YPF de reducir la cantidad de equipos de producción en Neuquén, Chubut y Santa Cruz, con el consiguiente despido de miles de trabajadores petroleros, tanto propios como de las empresas de servicios. Y ello se produce al mismo tiempo que continúa importando petróleo crudo: en una semana llegará a la Argentina un cargamento de un millón de barriles de petróleo nigeriano.
Es decir, la política de YPF no apuntaría al desarrollo de Vaca Muerta, sino a actividades periféricas. Para Víctor Bronstein, especialista en temas energéticos, «llama la atención que YPF quiera invertir más en downstream cuando ese no es un negocio estratégico», le dijo a Tiempo.
Pero la política de enfocarse en Vaca Muerta que reclama Sureda choca con las propias limitaciones del negocio petrolero. Por caso, la decisión de reemplazar crudo local por importado la desarrollan las demás operadoras: YPF compartirá el cargamento de crudo africano con sus competidoras Pan American Energy y Pampa Energía.
El petróleo importado es más barato que el local, aunque los precios de este último se están reduciendo hasta emparejarse con el valor internacional. Entre las petroleras acusan a la holandesa Trafigura de ser un «importador neto», pero esta práctica es común en todas. El resultado es que abunda el crudo en la Argentina mientras el consumo interno de combustibles está estancado. Una salida podría ser la exportación de esos excedentes, pero el precio interno superior al internacional lo inviabiliza.
Con el gas sucede lo contrario: no sobra, y el gobierno ha encarecido artificialmente su valor, con lo que destina una enorme cifra anual para subsidiar la producción y la importación. Esa garantía de ganancia no se está volcando hacia el incremento de la producción local. Por caso, la producción de gas de Loma Campana, el yacimiento estrella de los no convencionales de Vaca Muerta cayó un 17% entre febrero de 2016 y el mismo mes de este año. «