La desigualdad crece en la Argentina según los datos oficiales. El último jueves, el Indec publicó su informe sobre la distribución del ingreso, que indicó que en el primer trimestre de 2018 se registró una suba del índice Gini tanto en comparación con el trimestre previo como con igual período del año pasado. Ello equivale a un empeoramiento en la distribución del ingreso.
El Coeficiente Gini es un indicador que cuando arroja 0 indica que hay igualdad absoluta en materia de distribución del ingreso; en tanto, cuando llega a 1 equivale a una desigualdad total.
Para el primer trimestre de este año el coeficiente se ubicó en 0,440 puntos, contra 0,437 unidades que mostró en el mismo período de 2017 y frente a 0,417 del período octubre-diciembre.
El dato ubica a la desigualdad en un punto muy cercano al peor registro que se tiene del gobierno de Mauricio Macri, cuando marcó 0,451 en el tercer trimestre de 2016, período golpeado por una fuerte recesión tras la devaluación de principios de ese año y los despidos masivos tanto en el sector privado como en el público.
Como la medida es del primer trimestre del año, no incluye los efectos sociales de la devaluación y el incremento de la inflación posteriores a marzo, cuando ambos se acentuaron.
La explicación a este fenómeno del incremento de la desigualdad está en que los ingresos de los distintos estamentos de la sociedad en que los divide el Indec no crecieron en forma paralela.
Así, el 10% de la población de ingresos más elevados incrementó sus ingresos a un ritmo superior al del resto de los deciles (los bloques de 10 por ciento de la población en que se divide la estadística), salvo el de peores ingresos, que equivale decir al más pobre.
La diferencia de ingresos entre el 10% que más recibe y el 10% que menos recibe pasó de 13 veces en el último trimestre de 2017 a 16 veces cuando se miran las medianas (una rutina estadística que divide a la población en estudio en dos bloques iguales y toma la posición del medio).
Cuando la medición se hace sobre los promedios, la distancia entre ambos bloques pasó de 17 a 20 veces.
Según el informe, la brecha de ingresos en el personal ocupado es de 19,5 veces, con casos como el del primer decil, que agrupa a 1,1 millón de personas en actividad, que presenta un ingreso promedio de 2245 pesos. Ese segmento de la población, el de menores ingresos, percibe 2554 millones de pesos en total de ingresos per cápita de personas ocupadas.
En tanto, el último decil, con ingresos promedio de 43.871 pesos, percibió en total el equivalente a 49.886 millones de pesos.
Según los expertos, esta distancia de 20 veces podría ser superior, de no mediar el efecto positivo que en la distribución del ingreso tienen las asignaciones familiares y la Seguridad Social (jubilaciones). Cabe recordar que estas mediciones del Indec incluyen todo tipo de ingreso, tanto para las personas como a nivel de las familias.
El hecho de que se haya verificado un incremento en los ingresos del primer decil (el más pobre) habla también de la importancia que han adquirido los ingresos eventuales (las changas) en un segmento de la población totalmente alejado del ingreso salarial.
El Informe del Indec marca también que, en promedio, las mujeres perciben casi un 30% menos que los varones. Los varones registran $ 19.631 y las mujeres $ 14.096. Y esto pasa porque son más las mujeres con ingresos por debajo del promedio. Los hombres se apropiaron en el primer trimestre de este año del 57,5 por ciento de los ingresos y las mujeres del 42,5 restante, mientras que hasta diciembre pasado esa masa de recursos se repartía entre un 52 y un 48 por ciento, respectivamente. «