Mientras el gobierno negocia un salvavidas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y procura contener a los gobernadores para que salga el presupuesto 2019 con ajuste brutal incluído, los economistas se trenzan entre posiciones pacifistas, en sintonía con el discurso oficial, y advertencias de que se viene “la peor recesión de la historia argentina”. Estas fueron palabras textuales del director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior del Siglo XXI, Miguel Ponce.
Pero a la par la consultora Ecolatina advirtió sobre un fenómeno de inercia con precios que suben para no perder terreno contra otros que subieron previamente.
En la última edición gráfica del pasado domingo de Tiempo, varios economistas debatieron sobre la posibilidad de que la tendencia desemboque en una hiperinflación. Las respuestas fueron variadas pero todos los consultados coincidieron en que el nivel de la inflación de septiembre será el más alto del año y en que el dato global de 2018 quedará entre el 42 y el 45%, muy lejos de la previsión del gobierno.
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Entre los que negaron la chance una híper se anotó Orlando Ferreres, titular de la consultora Orlando Ferreres & Asociados (OJF), de perfil liberal y muchas veces cercana a las posiciones del gobierno nacional. Este economista rechazó la hipótesis de la hiperinflación pero además, vaticinó un repunte de la actividad a partir de marzo.
En ese marco, adelantó que solamente el agro le aportará dos puntos al PBI 2019 en un contexto en el que la inflación bajará al 23% anual, casualmente el mismo porcentaje que presentó el gobierno este lunes en su proyecto de ley.
Pero salvando casos puntuales como el de Ferreres, la alarma atraviesa muchos otros sectores del pensamiento económico.
Miguel Ponce consideró que la economía nacional se acerca a “la peor recesión de su historia, por duración y profundidad”. El economista advirtió que “estamos con una inflación no controlada que ya puede calificarse como híper, si bien no una híper del tenor que tuvimos en otros momentos del país”. La escalada, apreció, “está retenida solamente por la recesión que se traduce en estancamiento de las ventas”.
“A mis clientes les digo que trasladen a precios sólo la incidencia que tiene en el producto la parte de dolarización, que no hagan el pass through entero, pero me dicen que igual no lo van a hacer porque no están vendiendo. Entonces frente a esa alternativa lo que van a hacer es achicarse, lo que en este terreno significa reducir personal”, un proceso que empieza con las suspensiones, que en algunos casos encontrará contención en algún programa de emergencia pero que cada vez con más incidencia se traducirá en despidos.
“Esto es lo que está ocurriendo. Esta crisis puede ser la más grande que hayamos conocido. No solo por la caída de nivel de actividad y por la pérdida de salario real: lo más grave es el proceso destrucción de puestos y fuentes de trabajo. A la reducción del Estado se le va a sumar mucha pérdida de puestos en la actividad productiva, o sea en el sector privado. El cuadro es preocupante y con horizontes de empeoramiento, esto recién empieza”, concluyó.
Por su parte, la consultora Ecolatina destacó este domingo que la inflación se encamina a ser la más alta en lo que va del siglo.
A diferencia del pronóstico de Ferreres, la consultora fundada por Roberto Lavagna apuntó que la inflación “rondaría 45% este año si no se materializa un nuevo salto cambiario” que la podría disparar todavía más alto. Y señaló que “la inflación más alta del siglo XXI dejará una elevada inercia para 2019, por lo que incluso si se logra calmar el mercado cambiario, la suba de precios difícilmente baje del 30%”.
Más allá de las diferencias, los números concretos están apuntalando la tesis con la que casi ningún economista disiente por estas horas. Solo en la primera quincena de septiembre, el costo de la canasta de alimentos aumentó un 3,97% lo que parece encaminar la inflación al umbral del 6% que se afirma en la opinión de los analistas. Desde el 1° de enero la suma acumulada es del 27,2%, destacó por medio de un comunicado la organización Consumidores Libres, que dirige el abogado Héctor Polino.
Domina la polarización
La semana clave para la crisis de la economía y los planes del gobierno con el FMI y el Presupuesto 2019 coincidió, casualmente o no, con el procesamiento de la ex presidenta Cristina Fernández junto con varios ex funcionarios y otros tantos empresarios en el marco de la llamada Causa de los Cuadernos.
La consultora Gustavo Córdoba & Asociados difundió este lunes una encuesta cuyos resultados reeditan la polarización macrismo-kirchnerismo: un 49,8% respondió que prefiere un país sin corrupción (en alusión al caso de los cuadernos) y un 48,5% se inclinó por un país sin inflación (a contramano de la administración económica de Cambiemos).
Entre los que votaron en las presidenciales 2015 a Daniel Scioli, el 61,3% eligió la opción de un país sin inflación. Entre los que votaron a Macri apenas el 36,3% señaló la misma opción. En sentido inverso, el 62,4% de los votantes del actual presidente escogió la posibilidad de un país sin corrupción mientras que el 36,7% de los votantes de Scioli tomó partido por la misma opción.