En medio de la fuerte polémica alrededor de la paritaria docente y la obsesión del gobierno por fijar un techo para todo el movimiento obrero del 18%, el Indec difundió los datos de inflación del mes de enero. Según el IPC que se conoció el pasado jueves, durante el primer mes del año los precios en los conglomerados urbanos de todo el país se incrementaron en un 1,3 por ciento. La cifra, anualizada (aplicando ese incremento a cada uno de los meses del año en forma acumulativa) arroja una proyección del 16,8% de inflación pautada para 2017. La medición empalma con los pronósticos pautados en el proyecto de Presupuesto y con la pauta salarial que el gobierno busca imponer a toda costa.
Si así fuera, el macrismo lograría el objetivo de reducir drásticamente la inflación pasando de una cifra anual de alrededor del 40% (no se cuenta con esa información proveniente del organismo oficial toda vez que relanzó el índice recién a partir de abril de 2016) tal como lo consignaron la mayoría de las consultoras privadas y organismos públicos hasta un 17 por ciento. Más allá de que, a partir de la profunda recesión que atraviesa la economía, todos los analistas coinciden en que es esperable una fuerte desaceleración de los precios, también es cierto que una caída de 23 puntos en apenas un año sería una meta de díficil obtención en un contexto de nuevas actualizaciones tarifarias.
De hecho, los registros del Indec para el mes de enero difieren sensiblemente de las mediciones que registraron consultoras privadas, organismos públicos y sindicatos al igual que las proyecciones que de ellos se infieren.
Como no ocurrió jamás desde la normalización del Instituto, el IPCBA, que mide la Dirección de Estadísticas de la Ciudad de Buenos Aires y que ha sido utilizado como referencia por el gobierno actual cuando era oposición durante todos los años en los que la gestión que respondía a Guillermo Moreno manipuló los registros oficiales, se ubicó casi un 50% por encima de lo estimado por el organismo oficial plasmando un 1,9% para el mes de enero del que se infiere una proyección anual del 25,3% perforando los pronósticos oficiales y poniendo en cuestión el techo de aumento para las paritarias.
Pero, además, otras mediciones con las que también se referenciaba el PRO en su etapa opositora también difieren de la medición oficial. El denominado IPC Congreso, que difundía la actual ministra de Seguridad Patrica Bullrich cuando oficiaba de diputada en el Parlamento, arrojó un incremento mensual del 1,6% con una proyección anual del 21% coincidiendo con la medicion del Instituto de Estadística de los Trabajadores de la CGT.
En un extremo, dos consultoras privadas que también oficiaron de referencia para las mediciones durante el período de oscuridad estadística de 2007-2015 arrojaron mediciones sensiblemente superiores.
La consultora Inflación Verdadera, que se ufana de lograr reconocimiento de instituciones internacionales, dio como resultado para el mes de enero un 2,3% llevando la inflación anual hasta un 31 por ciento.
Por último, la medición de la consultora IPC on line, que asegura lograr la cobertura de un 76.36% de los datos del IPCnu oficial con 16.480 productos y 61.683 precios relevados, arrojó un incremento entre diciembre y enero de un 2,56%, duplicando el registro oficial para el mes y generando una proyección de 34,4% para todo el año.
Por su parte el informe del BCRA, conocido como Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) publicado el 2 de febrero de 2017 sobre la base de un relevamiento sobre 32 consultoras y centros de estudio, 15 entidades financieras y 10 analistas extranjeros confirmaron una tendencia a la desaceleración inflacionaria pero por encima de los pronósticos del gobierno y de los registros del propio Indec. La mediana de las opiniones relevadas pronostica una inflación del 1,8% para febrero, 1,7% para marzo y 1,8% para abril impulsada por el impacto de los incrementos tarifarios para luego estabilizarse en un 1,5 por ciento. Según el relevamiento la inflación anual llegará a un 21 por ciento.
Las divergencias alrededor de la medición de enero tienen un alcance político clave para el gobierno. Se trata de la referencia que va a atravesar el debate de la paritaria docente y la crisis generada en la paritaria bancaria que, a su vez, serán la referencia para todas las discusiones salariales posteriores.
Según las diversas proyecciones, una paritaria del 18% podría consagrar una pérdida del salario real de entre un 3 y 16% que se sumaría a la pérdida acumulada en 2016 de hasta un 10 por ciento. «