El sábado último se abrió un nuevo capítulo en el avance de las patronales sobre los convenios sectoriales y aquellos que rigen a escala de las empresas.
Con la aprobación por mayoría en la asamblea de trabajadores, el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA) conducido por Ricardo Pignanelli dará el visto bueno a la propuesta de la Toyota Argentina de modificar el esquema laboral que le permitiría garantizar la producción durante seis días a la semana en su planta de la localidad bonaerense de Zárate.
Es que, hasta la aprobación de la nueva propuesta, el régimen laboral en la planta consistía en jornadas laborales tradicionales de lunes a viernes y con la opción voluntaria de trabajar también media jornada el día sábado con el pago de horas extras.
Sin embargo, el alcance del impuesto a las ganancias sobre los salarios generaba pérdidas en los ingresos que muchas veces implicaba el encuadramiento del trabajador en una nueva categoría y la resignación por la vía del impuesto de todo el salario generado por esas horas extras desalentando a los operarios.
Esa situación generaba una dificultad a la empresa para garantizar el funcionamiento de la planta un sexto día a la semana que, por la reactivación de la demanda de vehículos, en particular la Toyota Hilux muy utilizada en el campo, y el lanzamiento del nuevo modelo híbrido, comenzó a generar un retraso en las entregas de vehículo que la compañía era incapaz de resolver con la jornada pautada en el convenio.
En rigor, según detallaron trabajadores a este medio, los únicos que accedían a trabajar los sábados eran los poco más de mil trabajadores que se encontraban bajo un régimen de contratación temporaria que la empresa pretendía interrumpir y que lo hacían condicionados por esa relación laboral precaria.
De este modo, la compañía presentó al sindicato una propuesta para modificar el convenio que consiste en la generación de un esquema de trabajo de 5×2 incluyendo la jornada del día sábado y garantizando el franco del día domingo y un día más en la semana de carácter rotativo para reorganizar los turnos e incrementar las horas de producción y la productividad de la empresa.
Para allanar la propuesta que el sindicato sometió a deliberación en la asamblea de fábrica, la empresa ofreció un pago extra de $8 mil por sábado trabajado y una garantía de continuidad para los poco más de mil empleados contratados aunque sujetas a una “evaluación de desempeño”.
El sindicato decidió adelantar la asamblea pautada para el 18 de octubre para el sábado último. La decisión, según fuentes de la propia fábrica, tuvo la intención de evitar una deliberación que pudiera comprometer la aprobación del acuerdo y acelerar el nuevo esquema de trabajo.
La flexibilización de la jornada laboral en Toyota se da en un gremio en el que existen convenios por empresa y no rige un convenio general de la rama y, a la vez, se produce en el mismo momento en el que sectores de la oposición presentaron en el Congreso un proyecto para flexibilizar el régimen de indemnizaciones tal como lo establecía, en líneas generales, el proyecto de reforma laboral que había presentado el ejecutivo en octubre de 2017 y que no había podido avanzar luego de las masivas protestas de diciembre de ese año.
El mismo proyecto incorporaba la posibilidad de generar un «banco de horas» que implicaba la flexibilidad de la jornada laboral para adecuarla a las necesidades estacionales de la producción. La reforma particular que avanza en Toyota comparte el espíritu de ese artículo y responde a la lógica de una reforma laboral que avanza convenio por convenio tal como lo hiciera en diversos gremios a partir de 2018 cuando el proyecto de reforma general había sido archivado temporalmente.