El debut de las subastas de divisas por cuenta del Tesoro sirvió para consolidar la baja del dólar, cuya cotización descendió por quinto día consecutivo. En el mercado mayorista cerró a $ 41,56, mientras que el promedio de venta al público en los bancos fue de $ 42,65.
La operación fue concretada por el Banco Central, a través del Mercado Abierto Electrónico. Fueron dos licitaciones de U$S 30 millones cada una. Los valores promedio de adjudicación ($ 41,55 y $ 41,65 en cada una de ellas) influyeron en la tendencia del día.
El mecanismo, que las autoridades sometieron a la aprobación del Fondo Monetario Internacional antes de su puesta en práctica, servirá para convertir la parte de dólares del acuerdo stand by que recibió para apoyo presupuestario más otros ingresos por la licitación de títulos, en su mayoría Letes. Se trata de rematar U$S 9.600 millones, a razón de U$S 60 millones por día. “El objetivo de estas subastas es permitir que el Ministerio de Hacienda se haga de los pesos necesarios para poder realizar los gastos que el Tesoro tiene en moneda local”, reza el comunicado oficial. Como el Fondo impidió que las licitaciones sean por montos mayores «a fin de minimizar su impacto en el tipo de cambio», según explicó, se deduce que el sistema se extenderá prácticamente hasta fin de año.
El gobierno confía en que estas subastas, junto con la liquidación de las divisas provenientes de los exportadores agrícolas, más la escasez de pesos proveniente de la dura política monetaria del Banco Central, ayudarán a una cierta tranquilidad cambiaria, al menos hasta junio. Pero nadie se anima a garantizarlo. En primer lugar, porque los agroexportadores no tienen obligación legal de vender sus dólares de inmediato y en el primer trimestre liquidaron 10% menos que el año pasado, en el que la cosecha fue magra por culpa de la sequía. Y luego, porque la falta de confianza hacia el manejo de la política económica, sumada a las tensiones preelectorales, podría alentar un nuevo proceso de dolarización por parte de los inversores.
Según estadísticas oficiales, el sector privado tiene depósitos a plazo fijo por $ 1,1 billones y pese a la fuerte suba de tasas ocurrida en marzo esa cantidad no creció. Si esa masa se volcara al dólar, las subastas de Hacienda no serían suficientes para aplacar la corrida.