El gobierno se comprometió a invertir en los próximos años al menos 2% del PBI en obras de infraestructura. Con ese piso buscará enfocarse en trabajos de saneamiento y construcción de viviendas para los sectores más necesitados de la población, como también alcanzar mejoras viales y de logística para favorecer el desarrollo de la economía.

La decisión fue plasmada en el borrador del memorándum de políticas económicas y financieras que está preparando el Ministerio de Economía para presentar ante el Fondo Monetario Internacional. Allí se hace referencia a la necesidad de “reforzar la eficacia de la inversión pública en infraestructura e innovación, e impulsar el desarrollo de sectores de bienes transables estratégicos”.

“Planeamos continuar aumentando el gasto de inversión en infraestructura a más del 2% en el 2022 (de un promedio del 1% del PBI durante 2018-2020) y mantener este nivel a mediano plazo”, dice el texto. “Esta inversión se enfocará principalmente en mejorar las condiciones de vivienda y saneamiento en las áreas urbanas más pobres, y mejorar la infraestructura vial, energética, digital y logística del país. Asimismo, se protegerá y potenciará el gasto en ciencia y tecnología para fomentar la innovación”, agrega.

La meta significa superar el nivel del último quinquenio, en el que la inversión pública había caído sensiblemente. Durante el macrismo tuvo una tendencia declinante hasta tocar el piso de 0,9% del PBI en 2019, según lo atestiguan los informes de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC). En 2021, de acuerdo a la misma fuente, se ejecutaron gastos por $ 1,108 billones, equivalentes al 2,4% del PBI.

El fallido presupuesto de 2022, que fue rechazado por el Congreso, preveía gastos de capital por $ 1,3 billones e incluía al Banco Interamericano de Desarrollo y al China Development Bank como principales financistas externos. Entre las obras a las que se planeaba destinar más fondos figuraban la represa hidroeléctrica Chihuido I, en Neuquén, y el gasoducto Néstor Kirchner, con origen en Vaca Muerta.

El gran desafío de las autoridades será mantener ese nivel de inversión en un momento en que el déficit de las cuentas públicas debe bajar, según lo prometido al FMI. La apuesta pasa por el auxilio que puedan prestar otros organismos internacionales de crédito.

Este martes hubo una señal en ese sentido, cuando el director de operaciones del Banco Mundial, Axel van Trotsenburg, confirmó que la entidad desembolsará nuevos créditos para la Argentina por U$S 2.000 millones durante el corriente año. En 2021, el BM ya había aportado dinero para obras de aguas y cloacas, el saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo, la modernización de la línea ferroviaria Mitre y otros proyectos de inclusión digital e innovación en los servicios públicos. También colaboró con créditos para mejorar el gasto en salud y otros similares derivados de la pandemia de Covid-19.