En pleno agite devaluatorio post PASO, el gobierno filtró a través de los medios su deseo de subir las retenciones. Lo hizo informalmente, quizás porque se imaginó que iba a generar el revuelo que finalmente le armaron los agroindustriales, los cerealeros y la Mesa de Enlace, grupos empresariales aguerridamente contrarios al impuesto, que le marcaron la cancha y lo forzaron a negar la intentona.
Pero dentro de la propia comisión, que se hizo famosa en 2008 durante la puja por la Resolución 125, despuntó un contraste. El miércoles, el presidente de Coninagro, Carlos Iannizzotto, declaró a la revista Chacra que las empresas del sector están dispuestas a discutir retenciones «si son garantía o la solución para revertir muchos de los problemas que tanto nos aquejan». Y agregó: «A todo esto hay que darle una cara humana y no es sólo una cuestión de números».
La declaración de Iannizzotto llamó la atención, además, porque se produjo un día después del encuentro de la Mesa de Enlace con el presidente Mauricio Macri. En esa reunión, el presidente se desentendió del rumor y ratificó a los empresarios que el esquema de retenciones actual seguirá hasta 2020 como estaba previsto.
Pero también resultó particular porque la posición de Coninagro marida con una apertura negociadora que exhiben algunos dirigentes industriales en el marco de la campaña electoral. Por caso, José Ignacio de Mendiguren, miembro de la Unión Industrial Argentina (UIA), quien llamó a los empresarios rurales a salir del enfoque «fundamentalista» contrario a las retenciones para admitirlas dentro de un contexto macroeconómico que favorezca la rentabilidad de los negocios.
El también diputado massista comparó que el campo «tiene por naturaleza unas condiciones extraordinarias respecto al resto del mundo, pero la industria tiene costos de producción mucho mayores. Con la devaluación reciente, el productor se puede contentar pero el tema es que la inflación no le venga atrás. Hay que buscar una fórmula nueva». E insistió: «Es preferible un tipo de cambio alto con retenciones que un tipo de cambio atrasado y sin retenciones».
La posición de Mendiguren, hombre del Frente de Todos, es la del candidato Alberto Fernández, favorable a una «revisión» de las retenciones.
No obstante, el resto de las jefaturas de la Mesa de Enlace se mostró inflexible sobre el tema. Ante la consulta de Tiempo, la Sociedad Rural y la Federación Agraria (FAA) remitieron al texto de propuestas políticas que redactaron para los candidatos presidenciales. En el mismo se expresa una condena inapelable al impuesto y se demanda retenciones cero.
El titular de la FAA, Carlos Achetoni, tomó distancia de los grandes jugadores ruralistas en una entrevista con El Destape Radio: «El pequeño y mediano productor (sector representado por esa entidad) no tiene espaldas para soportar más carga impositiva», argumentó. Y sobre las declaraciones de Iannizzotto eligió patear la pelota lejos: «No sabemos en qué contexto se debería dar una situación como esa (de mantener las retenciones). Hay sectores que se esforzaron mucho, como el agro, el asalariado y la clase media, pero la política todavía no dijo qué va a hacer», expresó.
Pero la conducción de la FAA está bajo la lupa de sus asociados. El miércoles último, en Oncativo, Córdoba, un grupo de federados cuestionó el alineamiento de la entidad con las grandes patronales agrarias y denunció «la tibia posición» de la dirigencia para responder a la realidad que sufren los pequeños y medianos productores.
Lejos de la agenda de las retenciones, los productores apuntaron contra «la peligrosa concentración de la producción, la dependencia tecnológica para con grandes laboratorios, la industria agroexportadora y de semillas, el avance contra el cooperativismo agropecuario, la carencia de una ley de arrendamientos». Además, alertaron que una gran cantidad de chacareros «se va convirtiendo con sus maquinarias en meros prestadores de servicios y en peones calificados de un gran negocio, del que son artífices con su trabajo, pero la mayoría de la producción no les pertenece».
La tensión se disparó el jueves, pocas horas después de que otro hombre del Frente de Todos, el diputado Felipe Solá, abogó por el regreso de la Junta Nacional de Granos, como instrumento del gobierno para controlar el precio del trigo y despegar al pan del dólar. Le respondió, entre otros, la CRA, el miembro restante de la Mesa de Enlace, que condenó severamente la idea por «fracasada» y sugirió que el diputado se proponía calentar la previa de una reunión con Alberto Fernández que todavía no tiene fecha.
En silencio
Como el campo y la industria, las mineras y petroleras protestan por las retenciones desde que el gobierno de Cambiemos las reinstauró en 2018 al compás de la crisis financiera que lo llevó a pedir la ayuda del FMI.
Los petroleros, además, tienen abierto el frente de los precios de los combustibles y del crudo, que estaban vinculados al precio internacional pero que el gobierno resolvió congelar por 90 días.
Como elemento de presión, avisan que en este contexto las inversiones van a seguir planchadas.
Las empresas mineras resolvieron no decir nada sobre las retenciones, por ahora; esperan a que en 2020 se cumpla la promesa de levantar el impuesto a las exportaciones en orden con el compromiso que se asumió en el tratado de libre comercio con la Unión Europea. Las que exportan oro disfrutan del beneficioso precio de la onza.
El portal MinningPress informó el viernes que las mineras tienen una reunión con Alberto Fernández el lunes por la mañana en Buenos Aires, una versión que confirmó la Casa de Catarmarca, sede del encuentro, pero no la prensa del candidato del Frente de Todos. «
Macri en la UIA
El presidente Mauricio Macri confirmó que estará presente en los festejos por el Día de la Industria en la sede la Unión Industrial Argentina (UIA) el 2 de septiembre.
Los industriales evalúan la presencia del mandatario con emociones mezcladas dada la relación tirante que mantuvieron con el gobierno nacional. Habrá recepción institucional cordial pero discursos críticos a la gestión de Cambiemos.