El mercado ilegal de compra-venta de dólares, el llamado ‘blue’, tuvo un jueves movido. El precio promedio de venta pasó de $ 110 a $ 120 y le sacó un 76 por ciento de diferencia al oficial, que cerró este jueves en $ 68,25 en el Banco Nación.
La diferencia se achica al 35% si se computa el impuesto PAIS, que recarga con un 30% las compras de moneda extranjera destinadas para atesorar. El valor de la divisa de Estados Unidos con ese agregado alcanzó el jueves los $ 88,73.
La demanda del dólar ilegal se aceleró desde el jueves 9 de este mes. Hasta el día previo, el blue cotizaba a 85 pesos para la venta. Pero en las dos semanas transcurridas, su valor creció un fuertísimo 40 por ciento.
La cuarentena ayuda a identificar mejor cuáles son las causas de esta suba. En primer lugar, el aumento del blue no está animado por los compradores minoristas ya que, al margen de no contar con pesos, al estar cerradas las cuevas que funcionan en galerías comerciales y locales a la calle, no tienen adónde adquirirlos.
En la City porteña se asegura que empresas que mueven flujos importantes de pesos no registrados han profundizado el proceso de dolarización, para lo cual acceden a cuevas especializadas o mayoristas, algunas de ellas muy ligadas a las mesas de dinero de entidades financieras.
Sin control
Durante el segundo mandato de Cristina Fernández, el Banco Cental impulsó una fuerte tarea de control de estas cuevas. Algunos de esos operativos trascendieron, como los allanamientos a un local de la calle Florida al 200 donde funcionaba una cueva adjudicada a barras bravas del Club Boca Juniors.
Esas acciones punitivas de la autoridad monetaria estaban sostenidas por una serie de normas que le daban marco legal. Ese andamiaje fue desmontado durante el mandato de Federico Sturzenegger en el Central, en el gobierno de Mauricio Macri.
El accionar impune de las cuevas mayoristas parece no haber alterado el ritmo del Banco Central, que por el momento no ha anunciado que esté en sus planes recuperar esa estructura legal que le permitía combatir el movimiento ilegal de divisas. Aunque los actuales niveles de dolarización y fuga podrían cambiar esta actitud.
Más pesos para la fuga
La demanda por el dólar ilegal demuestra que las otras vías de fuga, el MEP (se consigue en la Bolsa a través de operaciones con bonos del Estado nacional y las divisas se depositan acá) o el contado con liquidación (la misma operación, pero el resultado se deposita en una cuenta en el exterior) ya no dan abasto con su propia demanda.
“Los que operan en el blue estaban esperando la oportunidad para arbitrar con el dólar fuga”, le dijo a Tiempo una fuente con conocimiento del tema. Al aumentar la demanda de dólar blue, los cueveros equipararon rápidamente su valor con el que tienen las otras formas de fuga del dólar.
Pero también es notable que todas estas formas de fuga de divisas no parecieran competir entre sí porque los dólares resultantes cotizan a los valores más altos y se sostienen allí.
Esto probablemente obedezca a que se trata de flujos diferentes. Por caso, el dólar MEP o el contado con liquidación se estuvieron alimentando de los 320 mil millones de pesos que liberó el Banco Central vía la reducción de los encajes, a mediados de marzo, para que los bancos prestaran a las pymes al 24%. Se denomina encaje a la parte del dinero de los ahorristas que el banco está obligado a “encajar” o inmovilizar en el Banco Central por la cual no recibe interés y que hace las veces de garantía de devolución a los ahorristas en caso de un súbito retiro masivo de ahorros.
Los pesos que alimentaron la suba del valor del dólar fuga salieron de esa reducción de encajes, cuando debieron ir a los préstamos para las pymes. La lluvia de reclamos de las pequeñas y medianas empresas, en el sentido de que los bancos no estaban otorgando los créditos a pesar de que ya tenían el dinero en sus depósitos, inundó las redes sociales y los portales de noticias durante un mes.
Los bancos se defendieron diciendo que no podían dar créditos a pymes que no sabían si sobrevivirían al mes siguiente. El gobierno respondió con que había una garantía estatal, el Fogar, justamente para cubrir esa incertidumbre.
Más allá de los argumentos, lo cierto es que los bancos no devolvieron los pesos liberados de los encajes y los mantuvieron consigo. Obsérvese que, según información del Banco Central, al 21 de marzo los bancos habían prestado apenas $ 91.366,9 millones de esos 320 mil millones. ¿A dónde fue la plata?
Los bancos no pueden operar directamente en el contado con liquidación ni en el dólar bolsa, pero sí lo pueden hacer a través de sus sociedades de Bolsa. Lo cierto es que en la primera semana de marzo, el contado con liquidación osciló entre los 82 y los 83 pesos. En la segunda semana de marzo pegó un salto y varió entre 86 y 89 pesos. Pero en abril la cotización dio dos saltos bruscos, del 16% uno y del 10% el siguiente en cuestión de dos semanas, hasta su nivel actual.
Durante mucho tiempo se dijo que el valor del dólar –mayorista y minorista- estaba planchado porque no había pesos en el mercado. El BCRA entregó los pesos –a cambio de una pérdida de fortaleza de las garantías bancarias a los ahorristas- con este efecto.
De nuevo, sopa
Pero no alertado con este resultado, el Banco Central volvió a repetir el esquema. Este jueves, la agencia de noticias estatal Telam informó que la autoridad monetaria resolvió reducir nuevamente los encajes, esta vez de un tipo de depósito llamado T0 o «money market». Se trata de depósitos hechos por fondos de inversión que tienen por característica la liquidez inmediata.
Así, los bancos que reciben estos depósitos dispondrán de más dinero en efectivo de los ahorristas con el cual pueden obtener una rentabilidad, siempre a costa de la solidez de la garantía de devolución.
En la anterior oportunidad, la causa de la decisión del BCRA fue otorgar créditos al 24% a las pymes para que pudieran superar la crisis provocada por la pandemia de coronavirus. Ya se sabe como terminó eso: ante la negativa de los bancos a dar esos préstamos, el gobierno tuvo que salir a garantizar en forma directa el salario de los 6 millones de trabajadores en relación de dependencia con el sector privado.
Ahora la causa también suena positiva: al incrementar el volumen general de dinero del cual obtiene una renta, el banco estará en mejores condiciones para incrementar las tasas de interés que pagan por los depósitos, sea plazos fijos o inversiones y, de esa manera, el BCRA lograría su objetivo de que el dinero deje de fluir hacia el contado con liquidación o el MEP.
Es decir, a pesar de lo sucedido con los 320 mil millones de pesos que debieron ir a los créditos para pymes al 24% de interés y de los que, un mes después, apenas cumplió ese destino el 28% de esa masa, a pesar de ello, para el BCRA, los bancos no forman parte del engranaje de dolarización y, al contrario, pueden jugar un rol para enfrentarla.
A la luz de la experiencia anterior, es probable que se sucedan nuevos saltos en las cotizaciones de los distintos dólares para la fuga gracias a una nueva oleada de pesos que el Banco Central pone a disposición del sistema bancario.
La negociación de la deuda
Tanto el gobernador bonaerense Axel Kicillof como su ex viceministro de Economía, Emmanuel Álvarez Agis, consideraron que la suba del dólar se debe a la negociación con los bonistas. «La suba del dólar está vinculada a la oferta por la deuda», aseguró Kicillof en diálogo con El Destape Radio, y manifestó que «Argentina no pagó un vencimiento en el marco de una negociación, eso genera presiones que suben el dólar”.
El ahora consultor privado Álvarez Agis coincidió y opinó que «e gobierno debería intervenir tanto en el mercado oficial como en el paralelo» ya que «algunos vivos te suben los precios con el contado con liqui y no tiene nada que ver».
En diálogo con El Destape Radio, el ex funcionario se refirió al sector financiero y a los bancos privados: «A los bancos les encanta ganar plata y el que pide un crédito hoy lo pide porque no lo puede devolver. Los bancos agudizan las tendencias, no prestan en medio de una crisis». En ese sentido, consideró «un error inexplicable del Banco Central pensar que los bancos van a presta en medio de una pandemia».