Las cifras oficiales disponibles hasta octubre de 2021 dan cuenta de un incremento de la mediana del salario medido en forma interanual del 48,6 por ciento. En el mismo período la suba de precios se había situado en un 52,1 por ciento.
Los datos de los meses de noviembre y diciembre que el Ministerio de Trabajo difunde a partir de los relevamientos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) de la AFIP todavía no se conocen aunque, se espera que allí se haya reducido levemente la brecha con relación a los precios.
De cualquier forma, con algunas excepciones muy puntuales, en el mejor de los casos, los acuerdos paritarios empatarán finalmente con la inflación y no recuperarán siquiera una parte de la pérdida del poder adquisitivo que se sostiene desde 2017.
Es que mientras los precios desde enero de ese año escalaron un 430%, los salarios crecieron un 350% consagrando una pérdida del poder adquisitivo del 15% en el período.
Los empleados públicos nacionales representados por UPCN y ATE, por caso, retoman esta semana la negociación para revisar su acuerdo y se presume que lograrán adicionar al 40% de incremento que acumulan desde junio una cifra que les permita superar el 50,9% que fijó la inflación durante 2021.
Sin embargo, ese resultado no alcanzaría para resolver siquiera en parte la caída del salario real que acumula, desde noviembre de 2015, un retroceso del 31 por ciento.
Algo similar ocurrirá con los empleados siderúrgicos representados por la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) que acaban de mejorar su acuerdo 2021 para acumular un incremento del 50,2% que, de nuevo, queda al filo de la suba de precios. La rama de droguerías del sindicato de la sanidad acaba de actualizar su acuerdo 2021 para llevarlo hasta un 52,9 por ciento.
Distinto fue el resultado de los trabajadores aceiteros que en diciembre llevaron el salario inicial a $153 mil en una paritaria que, conflicto mediante, viene solapando períodos. Lo mismo los trabajadores del neumático que ya en 2020 lograron un incremento del 55,2% y del 50% en 2021 cuando, además, impusieron una inédita cláusula de actualización automática que implicaba obtener cinco puntos adicionales a lo que indicara la inflación. En ambos casos se trata de sindicatos que combinan conducciones combativas con actividades vinculadas con la exportación y en franca reactivación.
Más allá del 33% de inflación que fijaba el presupuesto no aprobado para 2022, los pronósticos de las consultoras privadas relevadas por el BCRA indican que los precios escalarán un 54,8 por ciento.
Sobre esa previsión es que, mientras todavía negocian el último tramo de 2021 gremios como comercio o petroleros, comenzaron a discutir la paritaria los trabajadores bancarios, los docentes a nivel nacional y los gremios estatales bonaerenses.
El caso del sindicato liderado por Sergio Palazzo resulta significativo porque, a la vez que se trata de un dirigente oficialista, su negociación oficia de pauta para los acuerdos del sector privado. Esa disyuntiva se resolvió cuando, a diferencia de años anteriores, el gremio aceptó actualizaciones bajo la modalidad de revisiones por períodos de tres a seis meses.
Así, en 2021 habían firmado un acuerdo incial del 29% en línea con la pauta a la que aspiraba el ministro Martín Guzmán que fueron actualizando hasta cerrar finalmente un 51% anual en línea con la inflación.
Más allá de los gremios bajo convenio, un relevamiento de la consultora Willis Towers Watson, indica que las empresas proyectan incrementos promedio del 43 por ciento.
El retroceso del salario real que arrastran los trabajadores desde 2017 exige un shock que dificilmente pueda lograrse bajo la tutela de los funcionarios del FMI. La omisión del reclamo de una reforma laboral por parte del organismo, por otra parte, se podría explicar con un dato muy simple: la mediana del salario privado en junio de 2017 equivalía a U$S 1.223 mientras que hoy, a la cotización oficial, representa U$S 760 que, a las cotizaciones paralelas, apenas supera los U$S 350. Una caída del 71% en menos de cinco años. «