En las primeras semanas del año, mientras se cierran las planillas del ejercicio 2017, el gobierno se apresta a anunciar que el déficit fiscal fue menor al previsto. Asimismo espera reducir el rojo en 2018, tal como lo planteó en el presupuesto nacional.
Ahora bien, ¿de qué se trata el déficit fiscal? Aquí, algunas claves para entenderlo.
1. El resultado fiscal es el saldo que queda entre todos los ingresos recibidos por el Estado y todos los egresos realizados al final de un período. Entre los primeros se encuentran los impuestos, aportes y contribuciones a la seguridad social, como rubros más importantes. Entre los segundos se contabilizan los sueldos al personal estatal, el pago de jubilaciones y pensiones, los gastos corrientes u operativos de funcionamiento y los gastos de capital vinculados con construcciones y obras de infraestructura vinculadas con su rol. Además de las consecuencias netamente económicas, sirve como indicador de la capacidad de gestión de sus conductores.
2. Como en toda empresa, economía familiar o personal, el resultado al cabo de un periodo puede ser positivo o negativo. En el primer caso, los ingresos son mayores que los gastos y queda un remanente disponible, por lo que se dice que hay un superávit fiscal; el segundo se produce cuando la recaudación no cubre los gastos y se produce un déficit fiscal que es necesario financiar a través de algún modo, por ejemplo con préstamos o postergando pagos a los acreedores.
3. Las sumas de dinero involucradas en el manejo de un país a lo largo de un año son gigantes. Para facilitar el cálculo, como también para comparar naciones con diferente cantidad de población, recursos y actividad económica, se suele contabilizar el superávit o déficit fiscal como un porcentaje de su Producto Bruto Interno (PBI), que es la valuación total de la producción de esa economía. Por ejemplo, en nuestro país, se estima que en 2017 el Estado terminará con un saldo negativo cercano a $ 330 mil millones; significa que habrá un déficit fiscal de 3,2% del PBI.
4. El resultado fiscal también es llamado primario, porque deriva del cumplimiento de las tareas esenciales del Estado. Pero hay otros dos saldos que atender. Uno es el resultado financiero, que incluye las operaciones derivadas de deudas a pagar o créditos a cobrar y que por ser preexistentes, no constituyen un resultado de la gestión del Estado en el período bajo análisis. Otro es el cuasifiscal, que deriva de las operaciones que realiza el Banco Central como parte de su política monetaria. Aunque técnicamente se trata de una contabilidad separada, en la práctica el accionar de ese Banco está vinculado íntimamente con la orientación económica que imprime el poder político. Por eso los analistas miden la gestión estatal a través del saldo consolidado de los tres resultados: fiscal, financiero y cuasifiscal.
5. En el caso de nuestro país, el gobierno se había propuesto que el déficit fiscal no superara en 2017 el 4,2% del PBI. Lo logró, pero a expensas de un endeudamiento cada vez mayor que le costó más de $ 200.000 millones en concepto de intereses. De esa manera, el déficit financiero (primario + intereses) orillará el 5,5% del PBI (ver sitio del Ministerio de Hacienda). A eso se suman unos $ 220.000 millones de déficit cuasifiscal por los intereses de las Lebac que emitió el BCRA para ayudar al gobierno a bajar la inflación, por lo que el déficit consolidado del Estado habrá sido de cerca de 8 puntos del PBI. En unos días se conocerán los números definitivos.