El tradicional restaurante de la calle Corrientes La Casa del Queso cerró de manera imprevista y los 20 empleados tomaron el local, a la espera de una solución. Desde el ministerio de Trabajo, no dieron respuestas.
El conflicto arrancó hace unos meses, cuando el dueño histórico del lugar Juan Dreyer les avisó que había problemas con el resto de los asociados (Nelson Antonio y Susana Ferrari). A partir de ahí, nos empezó a pagar mal, con retrasos, explicó a Tiempo uno de los voceros de los empleados. Sin embargo, no se esperaban este final. Nos decía que aguantemos, que se iba a solucionar. Nos dio vacaciones a todos en Año Nuevo para que arranquemos de cero y con todo solucionado en 2017. Pero no fue así.
El lunes 16 de enero, los trabajadores volvieron a trabajar. Al menos, lo intentaron, ya que el local estaba cerrado. Nos dijo que no tenía plata, que no podía pagarnos y que cerraba el local. A algunos, les pagó el sueldo anterior y el aguinaldo. A otros, ni siquiera eso y a los que están en negro, que son 8, no les dieron nada, contó la misma fuente.
Los 20 trabajadores muchos de los cuales tienen más de 10 años de antigüedad y algunos más de 20- tomaron entonces el local. El martes 17, Dreyer hizo un último intento para ingresar, pero se retiró cuando advirtió que los empleados seguían adentro. Fue la última vez que se lo vio. Antonio y Ferrari «tampoco dan la cara». El otro asociado, a nombre de quien se encuentra el restaurante, es el hijo de Juan Dreyer, Guido, que para los trabajadores es apenas un nombre en un papel.
Con respecto al rol del ministerio de Trabajo, el vocero explicó: Hablaron sólo con un representante y le dijeron que no podían hacer nada; que debíamos solucionarlo con la empresa y ni siquiera nos tomaron la denuncia. Se lavaron las manos, denunció.
Los empleados se pusieron en contacto con el sindicato gastronómico, a través del subsecretario general Miguel Pérez, y esperan que la situación se resuelva de la mejor manera. Queremos mantener las fuentes de trabajo o que nos paguen lo que corresponde. El conflicto recuerda al vivido hace pocos meses por otro tradicional restaurante de la Ciudad de Buenos Aires, La Lechería, cuyos trabajadores tomaron el local y lograron que se les pague al menos una parte de la indemnización.