Durante 2016, las empresas de medios de la Ciudad de Buenos Aires destruyeron al menos 1285 puestos de trabajo en relación de dependencia, tanto en la prensa escrita como en la radial y la televisiva.
La información fue consignada en un estudio del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA) difundido días atrás.
La radiografía de la destrucción de empleo marca el comportamiento que tuvieron los empresarios de medios a lo largo del año pasado. Mientras que los despidos sumaron 359, producidos en una gran cantidad de empresas periodísticas, los 409 puestos de trabajo eliminados por el cierre de medios pone de relieve la reconfiguración del mapa del sector sucedida con el cambio de gobierno nacional.
Según el estudio, «el 71% de esos 1285 puestos de trabajo se perdieron durante la primera mitad del año». En ello pesa de manera sustancial el vaciamiento del Grupo 23, comandado por Sergio Szpolski, Matías Garfunkel, Mario Pergolini, Darío Richarte y Javier Fernández, entre otros, escondidos tras testaferros y empresas fantasmas. Ese proceso destruyó más de 800 puestos de trabajo en Radio América, Infonews, CN23, Rock & Pop, Tiempo Argentino y una decena más de revistas, diarios y radios.
La larga lucha que llevaron adelante los trabajadores del Grupo 23 derivó en la recuperación de casi 150 puestos entre Tiempo, Infonews y El Argentino Zona Norte. Notablemente, ese es el grueso del empleo nuevo que se registró a lo largo del primer semestre de 2016 en el gremio de prensa. La cooperativa Por Más Tiempo, que edita este diario, es una prueba de ello. Otras empresas apelaron a otros recursos para ajustar su personal. En Clarín, por ejemplo, los retiros voluntarios suman 280 en el último año, sobre un total de 517 verificados en 2016. Otras empresas que apelaron a este mecanismo fueron Ámbito Financiero, 360 TV Canal 26.
El escenario de cesantíasse produjo al mismo tiempo que los salarios de prensa subieron por la escalera (27%) contra una inflación de al menos el 41%.
Con los despidos, además, las empresas potenciaron su fuerza para definir condiciones de trabajo y salariales, al tiempo que se fortalecieron en la posibilidad de ejercer el control ideológico de lo que se escribe y dice en los diarios, en las radios y en la TV. Se trata de un escenario que obliga a los trabajadores de prensa a pensar cómo actuar. «