El último día del mes de enero Cargill anunció el despido de 44 operarios de sus plantas de Villa Gobernador Gálvez. Ingeniero White y Punta Alvear, en Santa Fe. La decisión resultó del fracaso de su plan de retiros voluntarios lanzado veinte días antes al que ningún trabajador se acogió.

El Sindicato Aceitero que los representa en forma inmediata resolvió un paro que fue abruptamente interrumpido por el ministerio de Trabajo provincial que dictó una conciliación obligatoria.

Durante las negociaciones que abrió ese estadío legal y que expira mañana jueves la empresa no formuló ninguna propuesta que permitiera eludir el conflicto y, por el contrario, ratificó las cesantías. Siete de los trabajadores despedidos sí decidieron acordar su desvinculación por lo que el diferendo ahora se mantiene por la reincorporación de 37 obreros. 

Así las cosas, el sindicato anunció un paro por tiempo indeterminado y denunció que la empresa no puede justificar las cesantías “ni por razones tecnológicas ni económicas”.

Adrían Dávalos, secretario general de la seccional Rosario del sindicato de Aceiteros explicó a TELAM que “no queda otra salida que realizar un paro por tiempo indeterminado”, y señaló que “nos preparamos para una resistencia larga porque la empresa no quiso negociar ni discutir nada y la única que nos queda es la huelga”.

Dávalos denunció que el objetivo de la empresa es “un adoctrinamiento a los obreros” ya que  “no es casual que vengan las paritarias ahora” donde consideró que la empresa “quiere apretar y flexibilizar el convenio”. 

Para el dirigente la empresa “se ve favorecida por este contexto político y toma coraje para realizar despidos arbitrarios», y agregó que Cargill  »factura 100.000 pesos por minuto y es la más grande del mundo».