El 28,6% de los argentinos vive debajo de la línea de pobreza. Ese es la estimación que realizó el Indec correspondiente al primer semestre de 2017. A pesar de su magnitud, la cifra revela una mejora en los indicadores socioeconómicos, ya que significa un descenso de más de un punto y medio con relación al segundo semestre del año pasado, cuando el resultado había sido de 30,3%.
El cálculo fue realizado en base a la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) que se realiza en 31 aglomerados urbanos que reúnen al 62% de la población nacional. Si se extrapola esa cifra a todo el país, se estima que la situación abarcaría a unos 12,6 millones de personas que, de acuerdo al relevamiento, viven en hogares donde el ingreso de sus residentes no alcanza para cubrir un conjunto de necesidades, alimentarias y no alimentarias, consideradas esenciales. En agosto el Indec valuó esa canasta en $ 15.244 para una familia tipo compuesta por un matrimonio y dos hijos pequeños.
En tanto, la proporción de indigentes subió levemente y se ubicó en el 6,2%, una décima porcentual por encima de la medición del semestre anterior. En esa categoría se ubica a quienes viven en hogares donde el ingreso ni siquiera cubre sus mínimas necesidades alimentarias. En relación a la población nacional, podría considerarse que en esa situación hay unos 2,7 millones de personas.
En el Área Metropolitana de Buenos Aires se observaron grandes diferencias entre lo que sucede dentro de la Ciudad Autónoma, donde la pobreza sólo afecta al 13,4% de la población, y en los partidos del Conurbano, con un 32,6% de pobres. En el análisis regional también se observa una situación delicada en el Nordeste, donde el índice creció dos puntos y en el caso particular de Corrientes tocó el 40%. La cifra más alta del país es la de Santiago del Estero y La Banda, donde el 45,4% de la población está por debajo de la línea de pobreza.
Este es el tercer estudio sobre el tema que realiza el Indec desde que retomó sus mediciones, a mediados del año pasado. Desde entonces la población bajo la línea de pobreza descendió de 32,2%, en el segundo trimestre de 2016, a 30,3% en el segundo semestre de ese año y al 28,6% del actual informe. Ese descenso provoca satisfacción en el gobierno ya que es valorado como un resultado positivo de su gestión económica, aunque la enorme cantidad de afectados le impedirá exhibirlo como un triunfo político.