El equipo técnico del ministerio de Economía se encuentra negociando a través de reuniones virtuales con el equipo del FMI las condiciones de la reformulación del programa acordado con el organismo.
La redefinición de las metas se había sellado durante la Asamblea anual del organismo y del Banco Mundial de la que participó el ministro de economía Sergio Massa en los primeros días del mes de abril.
Allí, el titular del Palacio de Hacienda mantuvo una extensa reunión con la subdirectora del FMI Gita Gopinath en la que pudo exhibir los motivos por los cuales la Argentina será incapaz de cumplir, este año, con las metas pautadas con el organismo en lo que se refiere a la acumulación de reservas y el cumplimiento de la meta fiscal. Es que, como resultado de la sequía que afecta al sector agropecuario, se espera que no ingresen al país alrededor de U$S 20 mil millones que, además de afectar la capacidad del BCRA de acumular reservas, impactarán sensiblemente en las cuentas fiscal por la vía de la caída de la recaudación en concepto de retenciones.
Aquella reformulación había logrado el aval de la titular del FMI, Kristalina Georgieva, que así lo manifestó en persona al funcionario argentino en un breve intercambio que se produjo en un intermedio de la agenda de la Asamblea del FMI. La letra chica quedaría en manos de los equipos técnicos durante las semanas siguientes y es lo que está ocurriendo en estos días.
Además de la reformulación de las metas de acumulación de reservas y déficit fiscal, el gobierno aspira que el organismo libere fondos para llevar tranquilidad al mercado de cambios mientras las reservas del BCRA se encuentran exhaustas. Estimaciones privadas indican que las tenencias liquidas de la entidad monetaria (descontadas deudas, swaps y oro) ya se encuentran en situación de déficit.
Así el objetivo del equipo económico encabezado por el vice ministro Gabriel Rubinstein y el jefe de asesores Leonardo Madcur, lograr un adelantamiento de los desembolsos que el FMI tiene pautados durante el presente año por una suma de U$S 10.600 millones.
Se trata de la liberación de las cuotas de un nuevo préstamo otorgado por el organismo con el propósito de que la Argentina pudiera afrontar los vencimientos de deuda del préstamo asumido por la gestión de Cambiemos en 2018. Los desembolsos, originalmente, están agendados para que calcen con el pago de aquella deuda y, de esa manera, estirar los plazos del endeudamiento hacia adelante eludiendo una situación de default.
Si se adelantaran esos fondos, el gobierno obtendría divisas para transitar los próximos meses pero se vería obligado a reunir reservar para honrar el pago de la deuda anterior, aún vigente.
Fuentes del organismo coincidieron con las fuentes oficiales anunciando, en los mismos términos, el avance de las negociaciones entre ambos para el adelantamiento de esas cuotas cuando se produzca la quinta revisión del acuerdo pautada para junio de este año.
Para el FMI están “trabajando constructivamente” con el gobierno “para avanzar” en el rediseño del programa a partir del “contexto de sequía muy severa”. El gobierno comunicó que «las conversaciones avanzan constructivamente con el objetivo de rebalancear el programa por la severa sequía”.
Las fuentes oficiales aseguraron que, de avanzar las negociaciones de manera virtual, se agendaría un viaje de los funcionarios a Washington para ultimar el acuerdo y sellarlo a través de los funcionarios que correspondan.
El gobierno argentino logró el respaldo del presidente norteamericano Joseph Biden que, según informó Télam, “dejó trascender que apoyaría la aceleración de los desembolsos del programa argentino, si las autoridades de la Nación pueden negociar con éxito un nuevo cronograma con el organismo multilateral, para buscar adelantar parte o la totalidad de ese financiamiento del FMI hasta junio”.