Centenares de trabajadores se concentraron en la puerta de la Secretaría de Trabajo ubicada en la avenida Callao al 100, pero la convocatoria de la Federación Gráfica Bonaerense no logró su cometido de impedir el cierre de la planta impresora propiedad del grupo Saguier que administra el diario La Nación.
La gráfica llegó a emplear a más de 300 operarios en 2009. Sin embargo, a partir de la paulatina tercerización de la producción, el número se redujo a poco más de 100 en 2012 cuando se produjo la última oleada de despidos. Desde 2016 la compañía comenzó un plan de ajuste sobre su personal periodístico a través de proyectos de retiros voluntarios al mismo tiempo que lanzaba un plan de expansión a través de canal de TV propio. Los puestos de trabajo periodísticos fueron reemplazados por colaboradores externos sin relación de dependencia.
A partir de mediados de 2018, la política de ajuste llegó hasta su planta gráfica. La empresa presentó un plan de reducción de costos laborales que contemplaba la cesantía del 40% de los poco más de cien operarios que quedaban, así como la rebaja del 40% en los salarios. De no lograr ese objetivo, anunciaron que la planta de la calle Zepita en el barrio de Barracas sería cerrada.
La extorsión patronal produjo 27 retiros voluntarios y la aceptación de una merma del salario del 25%. Sin embargo, la empresa sostuvo su amenaza y, el lunes de la semana pasada por la noche, decidió cerrar la planta impresora que amaneció el martes rodeada de personal de la Policía de la Ciudad que impidió el ingreso del personal. Los trabajadores, impedidos tomar sus tareas, decidieron movilizarse a la redacción del diario en el barrio de Vicente López y realizar un acampe en las puertas a la espera de la audiencia pautada para este martes.
Allí, sin embargo, ante la posición contemplativa de la Secretaría de Trabajo, la empresa ratificó su voluntad de cerrar la planta y avanzar en el pago de las indemnizaciones de los 72 operarios que quedaban.
Mientras aguardaba junto a sus compañeros y delegaciones del sindicato gráfico, el de curtidores y el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBA), por una resolución, Damián Calzaretta, ex paritario de la planta y uno de los trabajadores que exigen la continuidad, señaló a Tiempo: “La amenaza de cierre fue una excusa que usaron en varias negociaciones, no pensamos que podían llegar a llevarla a cabo. Ahora está la situación concreta de dejar a 72 familias en la calle de un día para el otro. La planta está cerrada e imprimen en AGN que es una gráfica de Clarín en Santa Fé”.
Calzaretta, de 41 años, padre de una beba de tres meses y 20 años de empleado en la firma señaló: «Ahora nos quieren indemnizar sin tomar en cuenta los beneficios. Eso llevaría la indemnización al 50%. Nos ofrecieron una continuidad con el 40%, dijimos que no e interrumpieron las negociaciones. No se movieron ni una coma. La empresa ya tomó la decisión de cerrar. También sabemos que si aceptábamos la reducción ellos iban a intentar avanzar todavía más sobre las condiciones”.
Sobre las 15.30 horas culminó la reunión y los delegados bajaron encabezados por el secretario general de la Federación Gráfica Bonaerense, Héctor Amichetti. Sus caras delataban lo que luego anunciarían a sus compañeros entre lágrimas: “Ya no hay nada más que hacer”.