La contabilidad negativa de la sequía sigue. A la caída de las exportaciones –y del ingreso de los dólares que tanto necesita el Banco Central- se le suma la reducción de los ingresos fiscales generados por las retenciones (impuestos a las exportaciones) y el golpe más general por la reducción de la actividad agropecuaria y su impacto en la economía.
Pero eso no es todo. Producto de una serie de factores internacionales, el precio global de la soja cayó a su mínimo de 10 meses. Según las pizarras del mercado de Chicago (el CBOT, por sus siglas en inglés), de este miércoles, la tonelada de soja a pagar a fines de julio cotizó a U$S 491,25, con una caída del 2% en una única jornada.
En el mismo mercado, el 21 de febrero de este año, el valor de la soja alcanzó su pico del último año y medio, al alcanzar los U$S 564,40, es decir, cayó un 13% en menos de tres meses.
En estos niveles, el valor de la cosecha de soja argentina habría caído en U$S 1320 millones respecto del que tuvo en febrero. Sobre llovido, mojado.
Causas
El mercado de soja se maneja por la venta a futuro, es decir, acuerdos de precios no inmediatos sino con un plazo. El panorama es que los futuros de soja han estado cotizando en el último período por debajo de U$S 514 por tonelada, su nivel más bajo desde octubre de 2022. La causa es que los abundantes suministros de Estados Unidos y Brasil superaron las preocupaciones sobre los cultivos afectados por la sequía en Argentina.
Según el ministerio de agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), el progreso de la siembra de soja es del 49%, ligeramente por debajo del promedio de cinco años pero superando las expectativas del mercado. Se espera que las existencias finales de soja aumenten de 58,5 millones de toneladas a 91,2 millones de toneladas, aunque depende en gran medida de las condiciones climáticas en el medio oeste de EE. UU. durante los próximos meses.
Mientras tanto, se prevé que los agricultores brasileños alcancen una cosecha récord de 154,8 millones de toneladas, un aumento del 23,3% con respecto a la temporada anterior, según la Conab, el organismo brasileño encargado de monitorear las cosechas.
Por el contrario, el efecto de la sequía en el rendimiento de soja de Argentina ha sido muy fuerte. La producción actual ha sido estimada de 22,5 millones de toneladas, significativamente inferior a los 48 millones de toneladas pronosticados en septiembre de 2022.