El ministro de Economía, Luis Caputo, necesitará alrededor de US$ 17.000 millones en 2025 para afrontar vencimientos de deuda, de los cuales el 55% corresponden a bonos y el 45% a pagos con organismos internacionales. A ello hay que sumar la demanda de dólares para pagos personales en el exterior y lo que demande el sector privado en materia de pago de deudas y remisión de utilidades.

Dado el contexto de reservas negativas y dificultades para acceder a mercados de deuda, el gobierno busca financiamiento adicional, con posibles alternativas como negociaciones por nuevos préstamos internacionales y el uso de reservas en oro para enfrentar los compromisos.

Mientras avanza en esas posibilidades, tiene la expectativa puesta en los dólares que puedan ingresar al país por las exportaciones de minerales, del sector agropecuario y de energía. Esos ingresos, más otros, dejarían una balanza comercial superavitaria de más de U$S 20 mil millones en 2025, según el proyecto de Presupuesto 2025.

Sectores

La gran estrella de los últimos tiempos en términos de recursos naturales es el litio. Los gobiernos de Jujuy, Salta y Catamarca (integrantes de la Mesa del Litio) señalaron que su potencial de inversión asciende a US$ 19.000 millones por el mineral, lo que además podría generar alrededor de 15.000 nuevos puestos de trabajo.

Sin embargo, en este momento preocupa la caída en los precios, que ronda los US$ 10.000 por tonelada, en comparación con los US$ 80.000 de 2022. Este descenso, que ralentiza el avance de los proyectos de exploración, se atribuye a un exceso de oferta y a una disminución en la demanda de vehículos eléctricos.

Sin embargo, hay optimismo porque las proyecciones indican que la demanda de minerales críticos, esenciales para la transición energética, seguirá en aumento al tiempo que la oferta global será insuficiente.

El gobierno nacional espera inversiones en litio por U$S 7500 millones, aunque no está claro cuánto de eso se realizará en la Argentina ya que el RIGI permite la importación de maquinaria y cualquier otro bien o servicio sin tomar en cuenta la capacidad local de satisfacer esos requerimientos. Es decir, no se puede contabilizar ese flujo de dólares como ingresos en el mercado de cambios.

Lo mismo vale para el sector de la energía. El secretario del área, Eduardo Rodríguez Chirillo, dijo que el gobierno espera una inversión de U$S 15.000 millones en 2025.

En materia de exportaciones energéticas, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) aseguró que proyecta una balanza comercial energética superavitaria por más de U$S 4600 millones para este año. La consultora Economía y Energía, que dirige Nicolás Arceo, estimó que la balanza seguirá mejorando y podría alcanzar un superávit de más de U$S 7300 millones, que sería impulsada básicamente por las ventas externas de petróleo.

Según el gerente de Estudios Económicos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), Ramiro Costa, el inicio de la campaña de soja, maíz y girasol estará afectado tanto por un verano más seco como por precios internacionales bajos. Observó que ello influye en la aplicación de tecnología en ambos cultivos, con la consecuencia de menores rindes, o sea la posibilidad de que la producción caiga.

La BCBA proyectó una cosecha de 130 millones de toneladas, entre soja, maíz y girasol, en mayo de 2025. Nicolle Pisani Claro, economista de FADA, dijo que para el próximo ciclo productivo «entran en juego para el sector agro variables productivas, afectadas por el panorama climático, las decisiones actuales de los productores para la próxima campaña, con un contexto complejo entre costos crecientes, precios debilitados y debilidad cambiaria».

La recuperación de la actividad económica y la normalización de los pagos a importadores serán factores clave en la evolución de las reservas en los próximos meses. Por otra parte, se habla de un préstamo de corto plazo con una garantía real por parte del deudor, en este caso el oro (Repo en la jerga financiera) con un grupo de bancos para fortalecer las reservas.

Sin impuesto PAIS y con el gobierno decidido a abaratar aún más al dólar (al reducir la tasa de devaluación o crawling peg), un peso más apreciado podría derivar en una reversión de la tendencia en comercio exterior, con más importaciones y una caída de las exportaciones, lo que derivaría en un mayor egreso y un menor ingreso de divisas para el próximo año, de acuerdo con estimaciones de Invecq. «