El gobierno de Estados Unidos resolvió imponer altísimos impuestos a la importación de biodiésel de Argentina e Indonesia. La decisión tomó por sorpresa tanto a los empresarios como a los funcionarios argentinos, los que en la noche de este martes 22 no salían de su asombro y enojo por la decisión, más cuando apenas la semana pasada, EEUU había dado señales de que el tema sería resuelto en un sentido totalmente diferente.

El biodiesel representó el 25% de las exportaciones argentinas a los EE.UU. en 2016, según el portal especializado Valor Soja.

A media tarde del martes se conoció el comunicado del Departamento de Comercio estadounidense que informaba de la decisión de aplicar derechos antidumping al biodiésel argentino en un rango del 50,2% al 64,1%. También tomó la misma medida con el biodiésel de Indonesia, con un rango del 41,0% al 68,2%. En rigor, esta medida hace inviable el ingreso del biocombustible a territorio de EEUU.

Para colmo, la medida será retroactiva y penalizará los embarques recibidos por los importadores estadounidenses en los tres meses previos. «Se trata de un verdadero golpe demoledor a la cadena comercial del biocombustible argentino», dijo a Tiempo una fuente con conocimiento del tema.

Lo que más bronca generó entre los empresarios y funcionarios, según describió la fuente, fue que el comunicado firmado por Wilbur Ross, secretario de Comercio, indicaba que «EE.UU. valora sus relación con Argentina e Indonesia, pero aún los mejores amigos deben someterse a las reglas de juego».

En la segunda semana de agosto, el ministro de Agroindustria, Ricardo buryaile, y el secretario de Relaciones Económicas Internacionales, Horacio Reyser, visitaron EEUU. A Ross sólo lo vieron por videoconferencia y en esa oportunidad el funcionario de EEUU no quiso adelantar ninguna respuesta a las dudas de los argentinos sobre el biodiésel.

Los productores de biodiésel de EEUU argumentan que la estructura impositiva argentina funciona como un beneficio para los productores argentinos ya que la exportación de porotos de soja está gravada con un 30% (retención). Eso deprime el precio local en la misma magnitud, es decir, abarata en un 30% el precio que paga la industria molinera por el poroto de soja. En cambio, la exportación de biodiésel no tiene retenciones (las ventas externas de aceite tributan un 27%). La diferencia entre uno y otro porcentaje deriva en un subsidio del 29%, según las cuentas elaboradas por los productores y el Departamento de Comercio de EEUU.

La semana pasada, el tema fue tratado durante la visita que el vice de EEUU, Mike Pence, realizó a la Argentina. Incluso, mientras Pence estaba en el país, la oficina de Comercio de EEUU emitió un comunicado en el que aseguró que la resolución del espinoso asunto se postergaría dos meses, hasta fines de octubre.

Sin embargo, con Pence ya regresado a EEUU y con un compromiso del gobierno de Cambiemos de aceptar el ingreso de cerdos estadounidenses a suelo argentino en el bolsillo, la decisión llegó en forma inmediata.

«Parece que lo de los cerdos no fue suficiente para la administración de (Donald) Trump en relación al biocombustible», agregó la fuente.

En tanto, la Cámara de Biocombustibles de la Argentina (Carbio) reiteró que el subsidio es «inexistente», apuntó que «La decisión del gobierno norteamericano es sorprendente e injustificada» y consideró que «los derechos compensatorios impuestos resultan en una paralización inmediata de ventas a los EE.UU, con un claro perjuicio a toda la cadena sojera argentina».

El presidente de Carbio, Luis Zubizarreta, dijo que «es llamativo que, luego de la visita del vicepresidente de EE.UU., donde expresó la voluntad de incrementar el comercio bilateral, nos llegue esta noticia tan negativa».